TRADICIONES NAVIDEÑAS
Estos días de navidad y de fin de año, me llevan inevitablemente a recordar mi infancia y juventud, por allá en mi querida Valera, ya que esperábamos ansiosamente estas fechas para disfrutar de todas las actividades propias de la navidad: los conjuntos de aguinaldos y gaitas, déme mi aguinaldo, el palito mantequillero, el beso robado, hacer el Pesebre, las misas de aguilandos, los regalos del Niño Jesús, la busca del Niño perdido, la paradura del Niño, la llegada de los Reyes Magos, etc. Antiguas tradiciones que formaban parte de nuestra cultura, en especial de los pueblos andinos.
En mi familia había una tradición, que particularmente, mi mamá Tarcila cumplía y hacía cumplir todos los años: repartir “Tarjetas de Navidad”; ella mandaba a hacer con suficiente antelación en una imprenta un buen paquete de esas, escribiéndoles algún mensaje y el nombre de la familia a quien se le enviaba; después salíamos a entregarlas personalmente a familiares y amigos. A la familia más allegada, normalmente se le entregaba junto con una hallaca o un Dulce de Lechosa, de Naranjón o Cabello de Angel. Simultáneamente, recibíamos en nuestra casa, obsequios y tarjetas de ellos; estas últimas se colocaban en el arbolito de navidad. Por cierto que a mi ingreso a la Escuela Militar, era una “norma” que el cadete tenía que escribir y enviar semanalmente, al menos una carta y en el mes de noviembre de cada año, nos entregaban varias tarjetas de navidad para que las enviáramos a la familia y/o amistades. Con la llegada de la avasallante tecnología a nuestras vidas, gran parte de esa cultura, de esas tradiciones, han ido desapareciendo o han pasado a un segundo plano, como en el caso de las tarjetas y mensajes navideños que son enviados ahora, a través de los diferentes medios que nos ofrece esa tecnología.
Tal día como hoy, del año 1985, siendo plaza del Regimiento de la Guardia de Honor, llegué muy temprano a esa Unidad Superior; el 2do. Comandante, me dio la orden de dirigirme al Aeropuerto de La Carlota, donde me estaba esperando uno de los Edecanes del Presidente, para hacer una “Pre Gira Presidencial”. Llegué al aeródromo, abordamos un helicóptero y despegamos, para mí, era un rumbo desconocido. Ya en el aire el Edecán me dijo que el Señor Presidente pasaría toda la semana en un edificio ubicado en el litoral Barloventeño y que yo sería el “Jefe de Seguridad”, que nadie podía saber de esta misión a partir de ese momento. Aterrizamos al lado de este bello edificio que era una especie de pirámide invertida y se comenzó el trabajo de reconocimiento y coordinación para la seguridad; alojamiento de la escolta civil, etc. A la entrada del edificio “Club privado” había una gran piscina, me dio, no sé qué cosa, ver que en ella, estaba (como dicen en el llano): “echado como un babo”, un afamado periodista de la rancia izquierda, que en ese momento tenía un programa televisivo y semanalmente “mal ponía” a las Fuerzas Armadas Nacionales.
Me entregaron la llave del apartamento, este era propiedad de una connotada dama del gobierno de turno. Cuando abrí este inmueble, encontré detrás de la puerta, una “ruma” de “tarjetas de navidad”, de personajes de las más altas esferas del acontecer nacional, dirigidas a la dama en cuestión; por curiosidad leí algunas de las que estaban abiertas y me quedé como dicen ahora los malandros: “en el sitio”: panegíricos, lisonjas y en criollo, los más vomitivos sermones y jaladas de bolas, de esos personajes para con esta señora, de verdad sentí pena ajena.
A eso de las 15:00 horas, ya tenía todo coordinado; lo que aún no me cuadraba era, que había salido de mi casa ese día para el trabajo y debería regresar, al menos, en la noche; que no había llevado ropa para una semana; que tenía que pasar allí 24 y 31 de diciembre, etc., bueno ese era mi trabajo y esa era la “misión”. A eso de las 16:00 hrs. recibí una llamada telefónica de la Casa Militar, abortando la misión y que ya estaba en el aire un helicóptero que me llevaría de regreso; bueno…. como decía “el chivo negro”: así son las cosas, o como dice mi primo Francisco Antonio; “Historias que no son cuentos”
Definitivamente la Tecnología como que no es muy buena amiga de las prácticas de las tradiciones, por tal motivo está de nuestra parte transmitir a las nuevas generaciones las costumbres, ritos, música, leyendas, etc. de nuestras regiones y así hacer que las Tradiciones no caigan en el olvido y desaparezcan.
Para cumplir con mi parte, quiero desearles a todos ustedes mis asiduos lectores una Feliz Navidad, que el Niño Jesús llegue cargado de muchos regalos y sobre todo de alegría, salud, bienestar y que nos traiga lo que todos estamos esperando…
Caracas, 23 de diciembre de 2023
MILTON R. ABREU A.
Coronel Ejército Siglo XX
