QUE BUENO ES RECORDAR LOS TIEMPOS MOZOS…
El pasado domingo
sostuve una amena y agradable conversación vía teléfono celular; con un
distinguido colega y hablando entre
otras cosas de la Escuela Militar de Venezuela, me hacía referencia a aquellos
cadetes que por uno u otro motivo
pasaron por varias promociones para poder graduarse y hablaba de uno en
particular, me dijo “…ese era un Cácora”.
Esta palabra tenía tiempo que no la escuchaba
y de inmediato me transportó al año en
el cual ingresamos a esta casa de estudios militares.
El 7 de agosto del
año 1967, un grupo de 225 bisoños muchachos provenientes de todo el país, cuyas
edades oscilaban entre los diez y seis y veinte años, jóvenes que en su mayoría
era la primera vez que se iniciaban en esta aventura: la vida militar y sin
ningún conocimiento de ella, entre otras cosas, de “la jerga militar”; esto
ahora, tantos años después, da risa y resulta hasta gracioso, pero era una verdadera pesadilla.
La entrada se efectuó
por la reja del Teatro, una columna de jóvenes colocados en orden alfabético en
la calle; en la puerta dos cadetes
esperando a sus “víctimas”: “Gandul”,
colóquese la maleta en la cabeza avance al “salto el sapo” hasta
donde están los enfermeros”, no sé qué es eso, “pare”; al fin ya donde
los enfermeros: dos inyecciones en los brazos. De allí: “salto de la rana” hasta
el dormitorio. Entregan los uniformes y el equipo y a prepararse para “el
bautizo”. “Oído”, y un cadete antiguo decía: Párense firmes “Sátrapas”,
no ve que les está hablando mi Brigadier?: Hay que pulir las “Media
botas” ya que el bautizo será
de “Campaña”,
me imagino que trajeron las “bombaches”. Uno nuevo, más perdido
que sordo en un tiroteo, tratando de uniformarse escucha: la “almilla”
va debajo de la camisa. Los “equipos de campaña” los colocan
encima del escaparate, asegurarse que los cascos de fibra y campaña tengan los
“barboquejos”
y estén en buen estado. En la tarde el bautizo, ni se lo cuento, aquello fue de
terror.
Siguientes días: en
el Comedor de Cadetes, escojamos dos mesas como ejemplo: (jefe de mesas, el Sub
brigadier Cruz Pirela y de la otra José Roberto Sánchez): Los “civiles”,
comen en la “punta de las sillas” y en “escuadra”, bueno era al principio
porque lo normal era comer debajo de la mesa; eso sin dejar de recordar esa
misteriosa orden “cesar” donde todo se paralizaba y era precisamente cuando el cadete se disponía a ingerir los alimentos. Cualquier
día después de salir del comedor, bien del almuerzo o de la cena y si tenía
suerte de que los cursos superiores no estuviesen en el casino, podía entrar y
tratar de comprar una “pasita” donde Segovia y “chicotearse”.
Esta nueva
terminología se aprendía sobre la marcha y claro los primeros meses era
Instrucción Básica Militar y poco a poco se incorporaba la Instrucción Civil.
En las formaciones para el Orden Cerrado o de “Lista y Parte”, los “nuevos”
eran “lacios”, “apolíneos”, “alumbrados” y/o “bizarros”;
a pesar de que era la sangre nueva del Batallón de Cadetes, para los superiores
era común decir estas “vacas peludas” lo que tienen es una
“caligueva”
muy grande. Si los movimientos salían desiguales lo normal era: “a las
culebrinas” o “al pino1, al pino2, … al pino cien, etc”.
Individualmente si el cadete era un flojo se le decía que era un “Peorrista”.
Si el Cadete era
reprobado en un examen, perdía el fin de semana y pasaba a ser Arrestado por
Estudio; o sea, en teoría debería pasar estos días estudiando en un aula y se
convertía en un “Cácora”. Digo en teoría porque la mayoría de las veces pasaba
el fin de semana trabajando con los arrestados por “Notas disciplinarias”,
esto era hacer Orden Cerrado y/o “mierdera”.
Cuando el Cadete cometía
faltas leves era normalmente sancionado con “presentaciones” (campaña
a toda vela); con el “Tren de Medianoche a Georgia”; “san
Nicolas (en Diciembre)”; “plantón” después del Toque de
Silencio (gira la “melopia” a la izquierda); con un “tortugazo”; un “a los vidrios”, etc. Pero si la
falta era mediana o grave como por ejemplo quedarse “clavado” en un turno, lo
enviaban para “el chata”, por varios días.
A los Cadetes de
Segundo Año se les decía “Aspirantes”; y a los de Tercer Año
que no tenían jerarquía “Técnicos”. Me acuerdo que el difunto,
y en ese momento Capitán Roberto Delgado les decía: “Técnicos en bestialidad”.
Había cadetes con
jerarquía que eran unas “poncheras o cucas” y otros
“pote de humo”.
La limpieza del
armamento normalmente se efectuaba los días sábados antes de la salida de
permiso. En la revista al armamento había un Oficial que encontraba el ánima
del fusil “barbado”; igual ocurría en la revista para salir de permiso
donde este mismo Oficial encontraba que los Cadetes aparecían en la cedula de
Identidad “barbado”. En ambos casos adiós salida de permiso.
Son muchas más
palabras y frases que forman o formaban parte de nuestro particular vocabulario
militar; por el momento lo dejo hasta aquí.
El presente escrito
va dedicado con mucho cariño y en principio a mis hermanos de la vida, a los compañeros
de la Promoción “Cruz Carrillo”, y en
general al resto de los colegas militares de las Fuerzas Armadas Nacionales que
se sientan identificados con lo acá rememorado y que estén de acuerdo con
aquello que dice: “RECORDAR ES VIVIR”. Espero lo disfruten.
Puerto Ordaz, 11 de Marzo del
2018
MILTON R. ABREU A.
Coronel Ejército
Siglo XX