A DONDE FUE A PARAR
NUESTRA PROFESION MILITAR…
Días atrás me
encontraba con mi esposa haciendo unas diligencias en el litoral central y al
mediodía decidimos dirigirnos al Círculo Militar de Mamo para almorzar. Tenía
mucho tiempo que no visitaba esta “instalación militar” y de la cual los
militares somos “socios obligados”. Esta corta
visita me produjo una gran tristeza al ver el deterioro de esas
instalaciones; por ejemplo: la piscina de niños no funciona (vacía y completamente
deteriorada); de la capilla, solo quedan escombros; los restaurantes que se
encuentran a nivel de la playa son una verdadera pocilga y la comida es incomprable por lo elevado del precio,
etc.
Otra cosa que me llamó
la atención fue que mi esposa preguntó en la Oficina del Gerente sobre cuantos invitados podía traer el socio militar
y la repuesta fue eso no lo manejamos nosotros, de eso se encargan los soldados
de la alcabala. Le preguntamos al soldado de guardia de alcabala y su respuesta
fue: un solo invitado con el socio militar; de resto pueden entrar todos los
vengan pagando la entrada con tres tarifas diferentes: para niños, adultos y tercera
edad.
No sé quién es el
Director de esta Sucursal; pero ésta, se encuentra muy lejos de lo que el
Instituto Autónomo Círculo Militar de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana
dice tener como “Visión” y que se la transcribo a continuación:
“Ser reconocido
a nivel nacional e internacional como una organización que funciona dentro del
marco de la excelencia, en los servicios de recreación, esparcimiento y otras
actividades. Dotado de recursos humanos de alta calidad, instalaciones óptimas
y de una seguridad financiera que permita el autofinanciamiento; dentro de un
ambiente armónico”,
Total
salimos casi despavoridos de este recinto “social”. El calor estaba al máximo y
tenía sed, me estacioné, para comprar un refresco, al frente de un local de ventas de comidas “guarapera” (así le decimos
en mi pueblo a aquellos locales donde venden guarapo y comida en forma casi
ambulante). Me llamó la atención ver a un individuo uniformado con el uniforme
al cual “ellos” le dicen “patriota”, sentado, comiendo en una de las dos mesas que había en ese tarantín; la curiosidad no me dejó quieto y me le puse de frente: era un
flamante Capitán de Navío que todo sudoroso devoraba un soberbio “nervioso” (hervido
de mondongo).
A mi
mente de inmediato vinieron muchos recuerdos de la vida de Cadete de la Escuela
Militar de Venezuela y de la posterior vida profesional:
- Los Cadetes no pueden vestir de civil
durante los permisos;…no pueden frecuentar sitios de dudosa reputación;…no
pueden montarse en autobuses del transporte local;…el uniforme se respeta; etc
etc etc.”
- Recordé aquella Biblia sagrada para nosotros, el
Reglamento de Castigos Disciplinarios N°. 6 (no sé si aún está vigente), allí
en sus 200 Artículos estaba normada la vida disciplinaria del militar
venezolano:
“…Hay
que evitar relaciones con personas que moralmente no estén a la altura de la
propia función. Los oficiales vistiendo uniforme, sólo deben frecuentar establecimientos
o recintos de indiscutibles honorabilidad…”.
“Nada contribuye más al fortalecimiento de la
disciplina, que los frecuentes ejemplos de los superiores en el cumplimiento
fiel, puntual y consiente del deber; que su preparación profesional, compostura
y decoro en el servicio y fuera de él; que la severidad, tanto físico como
moral para consigo mismo y que la práctica constante de las virtudes militares”
También era considerado que un militar cometía una “Falta
mediana” al: “Frecuentar
lugares incompatibles con el decoro de la sociedad o con el alto concepto que
deben merecerle sus superiores”
- Recordé lo estricto que eran los “marinos
venezolanos” en todo aquello de su actuación individual o colectiva diariamente
o en la vida a bordo, la forma correcta en sus ceremonias cotidianas, etc.
Mis preguntas:
- Será que el Círculo Militar de Mamo como organismo militar-social, puede cumplir de
manera exitosa con la “Visión” propuesta? Para cuando lo hará?
- Será que por desidia e incompetencia se perderán
esas instalaciones?
- Será que no existe en la Fuerza Armada, un
Gerente eficiente y capaz, que conozca como dirigir este complejo social?
- Desde cuando no se revisan los precios de
los diferentes platos que venden los restaurantes de este centro social? Quien
controla eso?
- Esta dependencia militar es para el disfrute
de sus socios o sólo para lucarse. Quién se beneficia?
De verdad que es mil veces
mejor ir a cualquier balneario en el litoral, que lamentablemente a nuestro
club de Mamo, el cual agoniza por la indiferencia,
apatía e incompetencia de las autoridades
que les copete ejercer una excelente administración de este bien de la nación.
De
lo otro solamente me preguntaré: A donde
se fue nuestra profesión militar????
Caracas, 26 de Agosto del
2018
MILTON
R. ABREU A.
Coronel Ejército
Siglo XX