sábado, 25 de junio de 2022

OTRO DE RECORDAR

 OTRO DE RECORDAR

Hace días que no escribía; siempre he dicho que uno de nuestros más terribles enemigos es “el tiempo”, que ahora pareciera se nos va mucho más rápido de entre las manos.  Hay momentos en los que como dice el viejo refrán: “la ocasión la pintan calva”, por tal motivo pido a la diosa romana Ocasión que no se mueva mientras pinto esta corta historia.

Aprovechando entre comillas el reposo que estoy pasando, por haber sufrido una fuerte afección pulmonar (Neumonía). Ayer en mi lecho de enfermo, como dijera el poeta, me dispuse a ver televisión, estaba comenzando la película Ben-Hur, una súper producción fílmica norteamericana estrenada a finales del año 1959, de los géneros épico y dramático, basada en la novela escrita por el abogado, militar, político y escritor norteamericano Lewis Wallace, en el año 1880. De inmediato mi mente voló a Valera (estado Trujillo), mi ciudad natal. Recordaba los teatros-cines que allí existían: el Cinelandia, a unas dos cuadras de la plaza Bolívar,  al que asistía con más  frecuencia los domingos en el día, en compañía de los muchachos de Agua Clara (Dickson mi hermano, Darío Gómez, Augusto González, Nelson Simancas, los primos: Carlos Arismendi y Eugenio Garrido, etc.), toda una “patota” como se decía en ese entonces; pues allí pasaban las famosas series mexicanas. También allí vi la presentación del conjunto de Mario Suarez con su cantante estrella Lila Morillo;  a otro cantante nacional llamado Gerardito Petit. Además los ubicados frente a la plaza Bolívar: el Teatro Valera (como olvidar las arepas que vendían en unos carritos frente a este cine. Eran pequeñitas, fritas y  rellenas de Caraotas, carne molida, mortadela frita, queso blanco rayado, tomate y lechuga, una verdadera delicia);  y el Teatro Libertad que era como más formal. Había otro al que nunca fui que se llamaba El Bellavista.

De esta colosal película que viera allá en Valera, quedó grabada en mi mente la emocionante y peligrosa carrera de las cuadrigas romanas que hiciera como un experimentado auriga, el protagonista Juda Ben-Hur (Charlton Heston), junto a otros ocho participantes.

Pienso que Wallace, el autor de la novela, debe haberse inspirado para narrar la competencia romana,  en aquel hispano-lucitano llamado Cayo Apuleyo Diocles (104-146 d-C), quien durante 24 años compitió como auriga haciendo un total de 4257 carreras, de las cuales ganó 1462 e hizo 861 segundos puestos. La premiación era en dinero para el 1ro, 2do y 3er puesto. Cayo logró almacenar producto de sus victorias unos 35.863.120 sestercios (una de las antiguas monedas romanas de plata)  por lo cual le llaman, entre otros, el profesor Peter Struck de la Universidad de Pensilvania: “… el deportista mejor pagado de la historia”.

En otras palabras, no todo es malo y como lo plasmó en un bello vals, titulado RECORDAR ES VIVIR, el compositor y médico colombiano Jorge Villamil Cordovez: “recordar es vivir al regresar hacia el pasado entre sombras de luz, atrás todo ha quedado…”

Puerto Ordaz, 23 de junio del 2022

MILTON R. ABREU A.  

Coronel Ejército Sigo XX