jueves, 28 de junio de 2012


SEÑOR PRESIDENTE, HUGO CHAVEZ FRIAS, UNA RECOMENDACIÓN PARA USTED:

Anoche, 27 de Junio del 2.012,  acompañé a unos familiares al Hospital “Domingo Luciani”, mejor conocido como el Hospital del Llanito; ubicado al Este de esta Gran Caracas. Debo haber llegado a eso de las ocho de la noche y permanecí estoico, en la parte de afuera de la Emergencia de ese Centro Asistencial, hasta la media noche.

Digo, sin temor a equivocarme, que mi comportamiento fue estoico; ya que estuvo totalmente apegado a la definición de la palabra: “Que demuestra fortaleza y domino sobre si mismo, especialmente ante las desgracias y dificultades”.  Si, hay que tener todo lo que allí está descrito, para soportar lo que se observa en la entrada de la Emergencia de uno de los principales centros hospitalarios de la cuidad capital.

La seguridad: está conformada (lo que vi afuera), por: dos individuos vestidos de verde (Uniforme de campaña), con una gorra verde que dice DIBISE, no creo que sean efectivos de la Guardia Nacional; pues su presencia y comportamiento está muy lejos de lo que es la formación militar. Un funcionario de la Policía Nacional y unos diez (10) individuos (entre hombres y mujeres), de seguridad del hospital, que no hay que ser un erudito para saber que no están preparados para asumir esta función, porque igual todo es un caos: ellos jugándose entre si, detrás de las muchachas que se encuentran en el sitio,  las ambulancias  llegan y se consiguen los vehículos de los amigos de la gente de seguridad atravesados, la gente deambulando en el sector donde deben llegar las ambulancias, motorizados que llegan a hacer sus demostraciones como conductores de motos, etc. La única buena labor que ejecutan es solicitar a la familia de algún paciente y lo hacen gritando a todo pulmón: “familiar de fulano de tallll…”
En el sitio hay dos espacios techados muy mal presentados, mal olientes y sucios (asquerosos); con bancos para que la familia espere sentada; en medio de perros callejeros,  la noticia del enfermo; sólo dejan pasar al interior de la Emergencia, a un familiar por paciente. Observé a más de cien personas, pueblo venezolano, allí; (familia de los pacientes), por supuesto no caben en los fulanos bancos;  muchas personas paradas, y otras durmiendo sobre estos bancos de cemento. Hay dos baños  muy pequeños para toda ese multitud, (uno para damas y otro para caballeros), su presentación es pésima; y por supuesto la gente hace sus necesidades en las inmediaciones de esta área de espera. Además de todo esto, vi un grupito de borrachitos, al parecer conviven allí, tomando licor y cantando como si eso fuera una fiesta.
Señor Presidente de la República, le recomiendo haga lo que usted decía antes, al principio de su Gobierno: póngase una peluca para que no lo reconozcan y se va sin escoltas, en horas de la noche, en el Volkswagen que le regalaron, para que observe la miseria humana que tenemos que vivir los venezolanos que no tenemos recursos, en un país petrolero y “rico” como  el nuestro. El pueblo está pasando trabajo, miseria, necesidades y está siendo maltratado. No está mandando el pueblo. No hay razón para que nosotros, los venezolanos estemos en estas condiciones. 

domingo, 17 de junio de 2012


EL PUEBLO GUAJIRO Y SU CULTURA, Parte 3

Ahora me voy a referir a la exhumación, el segundo velorio, y  el segundo y definitivo entierro de los restos de los difuntos; acto de gran significación dentro de las manifestaciones de la cultura funeraria del mundo wayúu.

Después del primer entierro,  (la carne del cuerpo se está descomponiendo), y sus parientes vivos se encuentran unidos, comprometidos y con responsabilidad para con el difunto; por esto existe la necesidad de hacer este acto fúnebre para que ambos queden libres y cesen las obligaciones de los deudos.  El acto de exhumar los restos para limpiar los huesos y posteriormente volver a enterrarlos, significa la separación de la carne de los huesos; con lo cual según sus creencias se separa definitivamente el alma del difunto, de su cuerpo,  constituyendo  esta  separación el hecho más importante de la existencia espiritual después de la muerte en la cultura wayúu.

Al pasar un tiempo, (no está establecido,  pueden ser varios años), la familia empieza a prepararse para cumplir con  aquellos parientes que: “Han emprendido un largo viaje para dejar la vida terrenal”. Se reúne la familia más cercana y representativa de los difuntos a ser exhumados, (todos toman parte en la preparación y posterior celebración), y se empieza a organizar este ritual guajiro; se recopilan  los alimentos y las bebidas  que se van a consumir, el alojamiento de la familia y de los invitados, etc.; de manera que este acto cumpla con lo que está especificado en la sociedad wayúu, sus vínculos, las compensaciones y el reposicionamiento de las “jerarquías”, así como el status de su respectivo clan. Igualmente se extienden las invitaciones al resto de la familia que se encuentren distantes, a amigos y a las autoridades que ellos consideren pertinentes.

Llegado el día seleccionado, antes de salir el sol; la familia se va al cementerio de su clan, donde reposan los restos de el o los difuntos que van a ser exhumados. Uno de los familiares a manera voluntaria, normalmente una mujer, asume la terea, riesgosa por demás (por lo de la contaminación), de ser la “exhumadora”, ella debe ser una persona de carácter firme, no debe llorar, ni temblar ante la cara de la muerte, “en caso de presentarse”, etc. Se coloca un tapabocas, guantes y una pañoleta sobre su cara; también le aplican algunos polvos y cremas para su protección.  Para cumplir con este trabajo tendrá una ayudante.

 Los acompañantes derraman licor (chirrinche, ron, whisky, etc.), sobre la tumba (normalmente es construida sobre la tierra), y el cuerpo de la exhumadora; se abre un agujero en la lápida y se saca el ataúd; este se coloca sobre una sabana blanca; se derrama nuevamente licor sobre la exhumadora y se le da a tomar un trago de licor. Se abre el ataúd, se despoja de la ropa que tenga el difunto y se empiezan a limpiar los huesos; el primer hueso a limpiar es el cráneo, seguido por los más largos  y así sucesivamente hasta el último de los huesos. El resto de la familia; algunos lloran, otros comentan el hecho; se reparte café y licor a los asistentes. Una vez que esta osamenta se  encuentra completamente limpia, se coloca en un recipiente (normalmente utilizan tinajas grandes de barro), y es llevada por la exhumadora, acompañada por todos los asistentes, hasta la enramada construida para el velorio y allí la depositan sobre un chinchorro  para proceder a el velorio de los mismos. Lo que sigue, es similar al primer velorio: las mujeres lloran, los hombres se lamentan y se  convierte todo esto en un ambiente de duelo; esto mientras dure el velorio, (pueden ser varios días).

Los invitados, también llamados “veloriantes” comienzan al llegar, son recibidos con un gran agradecimiento; de inmediato comienza una gran actividad: los hombres sacrifican el ganado que se va a consumir. Se consume carne de: chivo, ovejo y res; a los invitados se les reparte café, cigarrillos y mucho, pero mucho licor. Normalmente tienen unos vasos pequeñitos, donde sirven un trago de licor seco y una persona va repartiendo ese trago en forma circular a los visitantes; esa ronda nunca termina. Las mujeres van preparando la carne en todas sus presentaciones desde el punto de vista culinario: frita, asada, guisada, cocida, el friche, etc. Hago mención especial de “el friche”, que es un plato típico, exquisito, del pueblo wayúu; lo preparan con trozos de  carne de chivo o/u ovejo, al cual le agregan las vísceras picadas de forma menuda, le agregan cebolla, pimentón y sal y se sofríe. Algunos lo sofríen con la sangre del animal (mejor todavía). Acompañan esta comida con yuca, plátanos, arroz y bollos de harina de maíz. Igualmente hacen y reparten un  excelente hervido de carne de res. El velorio puede durar uno o varios días; para eso al llegar a la o las enramadas hechas para este acto fúnebre, le asignan un chinchorro donde el invitado descansa o duerme cuando le parezca; la rutina es más o menos la siguiente: se entablan conversaciones entre los invitados; se consume licor, se come, se duerme; se levanta nuevamente y comienza la misma rutina. Al momento de retirarse  del velorio, reparten licor y carne para el camino: El alijuna (hombre blanco), de inmediato pregunta: Y esto ?. La respuesta es clara y sin dudas: “Ley Guajira”.

Una vez que la familia decide enterrar los restos, estos son llevados hasta el cementerio de su clan nuevamente y son enterrados; pero en un lugar diferente a donde fueron sacados y allí reposaran para siempre.

Durante mi permanencia en la guajira como Comandante del Grupo de Caballería Motorizado Francisco Esteban Gómez, asistí a varios velorios. A continuación, me pareció importante transcribirles la reseña  que escribiera en el Diario El Panorama,  el Antropólogo Nemesio Montiel Fernández en su columna semanal “Casachiki”, (Desafortunadamente no tengo la fecha exacta de este evento), con motivo del velorio de los restos de miembros de la familia Palmar Apushana,  a la que asistí por invitación que me hiciera el buen amigo Temístocles Palmar Apushana, mejor conocido  como “el cojito Palmar”, ganadero y dedicado al comercio. Tenía varios barcos y su principal negocio era transportar,  desde Panamá y Aruba hasta Puerto Bolívar (Colombia); parte de la mercancía que se vendía en la población fronteriza de  Maicao (Colombia). Este guajiro utilizaba  para sus desplazamientos y demás trabajos en la guajira una flota de camionetas Toyota Samurái, todas de último modelo. Me dijo una vez: “a esas camionetas no les cambio ni un caucho. Anualmente los chinitos de Cumaná (se refería a los Japoneses de la fabrica de vehículos marca Toyota), vienen a mi casa y me traen diecisiete nuevas todos los años; ellos pasan una semana en mi casa comen chivo, ovejo, toman buen whisky, y luego se llevan estas que tienen un año de trabajo”. Tras una disputa de la gente de su clan con la del otro también amigo Jesús Barroso (hubo varios muertos en ambos clanes), y en donde yo traté de mediar en algo, me dijo algo muy verdadero que se quedó grabado en mi mente: “quédese tranquilo y tenga presente que los amigos de mis enemigos, no son mis amigos”. Aunque allí no la pego del todo, porque  él siguió siendo mi amigo. Este buen amigo quien para su seguridad personal, se desplazaba con un grupo grande de escoltas, fue asesinado en la guajira colombiana el 18 de abril del año 1998. Paz a sus restos.


Casachiki
Nemesio Montiel Fernández
Encuentro de familias en Cojoro

Las costumbres y las creencias del pueblo wayúu, se pusieron de manifiesto el pasado fin de semana en la comunidad fronteriza de Cojoro. Esta vez, la convocatoria fue de la familia Palmar Apushana para cumplir con la ceremonia del segundo velorio o lloro de restos de varios miembros prominentes de dicha familia. Fueron exhumados los restos de la matrona María Flor González Apushana y se sus hijos Rafael, Eleuterio y Amable Palmar Apushana. Son muchas las cosas que se pueden decir sobre este novedoso velorio que reunió a las familias más importantes  de la Península de la Guajira. Todo se fue preparando unos cuantos meses atrás y se hicieron las invitaciones a las cabezas de familia para que acompañaran a los Palmar Apushana en esta última fase del viaje de los espíritus por el camino de los indios muertos después haber estado morando en la atmósfera peninsular cerca de Jepira.

Una hermosa loma desde donde se confundía el copo de los cujíes con el horizonte que se extendía hacia el mar, sobresalía una enorme enramada central muy cerca de las bóvedas y del panteón familiar. Alrededor, 20 amplias enramadas con sus multicolores chinchorros recibían a los familiares e invitados. Allí fueron acomodándose Don Máximo Iguarán Epieyú y familia, Santos González Apushana y familia, Rangel Durán Sapuana y familia, Roberto Salas Jusayúu y familia, Nemesio Montiel Epieyú y familia, Fermi Fernández Jayariyú y familia, Negro González Uriana y familia, Evaristo Fernández Jayariyú y familia, Alberto Herrera González Apushana y familia, Hermágoras González Apushana, Eduardo González Uriana, Leví González y muchos otros jefes claniles cuyos nombres desconocemos.

La presencia de amigos alijunas tanto de Colombia como de Venezuela, fortaleció el sentido social y de solidaridad que tiene un encuentro de ese tipo. El General Esmir Palacios Rojas, el Coronel Clovis Bracho y el Comandante Milton Abreu, todos del Ejército venezolano, como amigos de las familias guajiras, se hicieron presentes con sus familias. PANORAMA, también asistió a esta ceremonia indígena. Hasta una representación irlandesa ocupó su enramada.

Se habilitaron 7 cocinas con su respectivo comedor. Cerca de un millar de personas consumieron durante dos días  60 cajas de whisky, 25 reses y 400 ovejos. Carlos Fung Echeverría, director de política y comercio exterior del a cancillería venezolana, se veía profundamente impresionado por la dimensión, organización y seriedad que caracterizó este encuentro.

Los velorios guajiros, en este caso el segundo velorio, persiguen dos cuestiones fundamentales. En primer lugar, cumplir con las costumbres, creencias y obligaciones familiares de limpiar los restos de sus parientes para ser definitivamente sepultado. En segundo lugar, reunir a las familias para intercambiar ideas, criterios y opiniones. Se busca fortalecer la solidaridad y cooperación. Se aclaran conductas y situaciones. Se arreglan problemas menores y se llega a acuerdos para que en otra oportunidad se puedan arreglar grandes problemas entre familias. Los anfitriones se sienten satisfechos y complacidos por la compañía que han  tenido en un momento tan especial.

Estos encuentros contribuyen con la integración social y une más a los miembros de la etnia wayúu. En el caso de la familia Palmar Apushana, es evidente el interés de todos por contribuir con hacer de la guajira una tierra próspera y que sus hijos se esfuercen por mantener la paz y armonía. Presenciamos un acto de profundo contenido humano  y de reafirmación de la amistad.

Don Carlos Urdaneta Apushana, nos expresaba que tenía muchos años sin haber asistido a un velorio tan bien organizado y con representación de todas las familias wayúu. Queremos aclarar a los lectores de Casachiki que en la organización de un velorio, intervienen todos los miembros de la familia. Finalmente, queremos agradecer a la familia palmar Apushana, en especial a Luis Felipe, Temístocles,  Hermes todas las atenciones prestadas a nuestra familia y a los amigos alijunas invitados. Con todo respeto, asistimos al segundo velorio de su querida madre y hermanos que recibieron un merecido homenaje póstumo del pueblo guajiro.

Recorte de Prensa (Diario El Panorama)


martes, 29 de mayo de 2012


EL PUEBLO GUAJIRO Y SU CULTURA,  Parte 2

El pueblo guajiro ha permanecido en el tiempo, básicamente, por no solo haber transmitido, sino también practicado sus valores, conocimientos, costumbres y actividades de generación en generación. Dentro de sus costumbres me voy a referir en esta entrega a una muy particular: a la muerte del guajiro por hechos naturales y su primer velorio.

Para el hombre común la muerte puede llegar en cualquier momento; sin embargo lo más normal es esperar  que esta se produzca cuando se han vivido todas las etapas de la vida; lo cual debe supuestamente generar un gran dolor para sus deudos. Para el guajiro es muy importante su velorio y dicen que todo lo que trabajan en la vida  es para este ritual. La muerte por hechos naturales  de uno de sus integrantes es una forma muy propia de celebrar la vida; por tal motivo, el acto velatorio de sus parientes es una celebración no solamente física, sino un acto social y cultural donde se cumplen ciertos rituales fúnebres. Ellos  realizan dos entierros o velorios; el primero cundo la persona muere  y el segundo o definitivo,  el realizado pasado un cierto tiempo (años), del primer velorio.

El guajiro cree en el más allá y en los muertos; esta creencia ejerce una regulación sobre sus vidas; lo que los muertos trasmitan a través de sus sueños o Laapüt  es algo mandatorio que no tiene apelación; lo que requieran y digan se debe hacer  sin ningún cuestionamiento; lo que pidan debe ser ejecutado; también debe aceptarse lo que los muertos comuniquen respecto a la aplicación de sanciones (individuales o sociales), prescripciones, prohibiciones y la forma como deben comportarse y actuar las personas de su clan. Cuando uno se desplaza de Sinamaica hacia Paraguaipoa, normalmente ve casas con un banderín rojo, eso significa: “un sueño”  Igualmente de repente se observa una casa de bloques, aparentemente en  buenas condiciones  pero sin el techo: también “un sueño”,  que por su cumplimiento,  sus habitantes la dejan, se mudan y le quitan el techo.

Dicen los wayúu que el alma es parte de la persona; pero que ésta se separa del cuerpo en forma temporal durante los sueños o en las enfermedades, y al morir lo hace definitivamente;  y la definen como un copo de algodón blanco o como  el  humo; pero que nadie la puede ver. Y cuando la persona muere, su alma viaja hacia Jepira en la Alta Guajira (Cabo de la Vela), donde se reúnen las almas con las de sus familiares  fallecidos  y también con la de sus animales muertos.

Los diferentes Clanes tienen sus propios cementerios para entierrar a su familia; donde además se reúnen con regularidad para celebrar todos (vivos y muertos), fechas importantes, como por ejemplo: el día de las madres, del padre, cumpleaños, etc.

El ritual que normalmente se celebra al fallecer un guajiro, (primer velorio), sin importar la condición económica del fallecido (por hechos naturales), es el siguiente: el velorio (alapajaa), el entierro (ojo´itaa) y el  post entierro (süchiki ojoïtaa aamakaa).

El Velorio: una vez que la persona muere, se notifica a todos los familiares y amigos; el cadáver se deja en completo reposo por unos treinta a sesenta minutos, para que la persona muerta pueda acomodar la ropa y pertenecías que se va a llevar durante el viaje; y para que su alma no se quede penando en la casa (La familia toma la ropa del difunto y la coloca en una mochila que cuelgan en el techo de la casa). Acto seguido, se procede a “embalsamar el cadáver”, se le introduce en el estómago un litro de aguardiente (Chirrinche*, ron o whisky), con el objeto de retardar la descomposición del cadáver. Ahora  la familia (los más cercanos), bañan con abundante agua y jabón al cadáver y lo visten con la mejor ropa que tenga el difunto: “es un acto de amor”, porque lo querían mucho.

Se preparan para recibir a la familia y a los amigos que asisten al velorio; reservan puestos especiales  para las personas importantes que asistan, igual asignan los sitios donde colgarán sus chinchorros. Se observará lo que denominan ellos “Lloro colectivo”, normalmente lo hacen las mujeres (plañideras),  quienes cubren su cara con un pañuelo negro y normalmente lo hacen en forma intermitente y continúa  por unos tres o cuatro minutos. Se dice que mediante este “llanto”, se establece una conversación entre las personas y el muerto; donde hacen referencia a hechos de la vida del difunto.

Durante todo el velorio se ofrece gran cantidad de comida (Carne cocida, licor  y cigarros); la carne es la de los animales que pertenecían al difunto (no dan carne de cochino ni de gallina). Los familiares más cercanos no comen de esa carne, pues creen que estarían comiendo el cuerpo  y el alma del difunto.

Minutos antes de la hora de sacar de la casa el cadáver  para su entierro, se acostumbra a pasar por encima del muerto los niños; para que esos infantes no mueran a corta edad  por enfermedades, o  también para evitar que el muerto se lleve sus almas.

Una vez que el difunto se encuentra fuera de la casa y se disponen dirigirse al cementerio, un familiar cercano  desenfunda un arma y efectúa dos disparos,  para despedirlo de lo que fue su casa y para avisar a la comunidad que están saliendo para el cementerio.

El entierro: ya en el cementerio, propio de ese clan al que pertenece,  asiste mucha gente; se entierra al muerto en una bóveda previamente preparada para tal fin; se hacen nuevamente unos disparos para despedir  al difunto y anunciar a los asistentes que ya se enterró el cadáver. Las mujeres nuevamente lloran  (lloro colectivo). Se reparte nuevamente mucha comida y licor: Con anterioridad  se ha preparado una especie de Polígono y los asistentes sacan cualquier  cantidad de armas (cortas y largas), armas especiales, antiguas, etc.,  y empieza una “demostración” de poder, de destrezas en su uso, manejo y  acierto en el disparo de las mismas; esto les daba una especie de prestigio social, acto muy importante para estos grupos indígenas.  Aunque otros dicen que lo hacen para alejar los malos espíritus. La Familia del difunto reparte esta vez, trozos de carne cruda y animales vivos (ovejos y chivos), a los asistentes al entierro a manera de compensación por las lágrimas derramadas durante el velorio-entierro (tributo de lágrimas).

El Post entierro: para alumbrar el muerto y alejarlo de la oscuridad, se enciende durante un mes una fogata en el cementerio. La familia cercana, específicamente las mujeres se levantan a las primeras horas del día a llorar, para recordar la pérdida de este familiar  lo hacen por un mes. Igualmente, esta familia, la noche después del entierro, en horas de la madrugada, toman un baño colectivo (baño de familia), para evitar la muerte.de otro miembro del clan.

Aquellos familiares cercanos al Clan, que por motivos ajenos a su voluntad, no pudieron asistir al velorio-entierro; lo pueden hacen días después; primero van al cementerio y lloran sobre la tumba del muerto y posteriormente van a donde vivía y lloran sobre alguna de sus pertenencias: Así reparan su falta y lo más importante, no es considerada su falta una afrenta a los deberes de solidaridad y reciprocidad.

Asistí a varios velorios de indígenas (de diferentes condiciones económicas). Pero  en particular quiero referirme a uno: En una oportunidad venía de Guarero hacia Paraguaipoa con mi amigo Genaro Vásquez, quien me dijo en aquel caserío hay un anciano que está muy mal de salud y la familia (bastante humilde), está preparándose para el velorio; sería bueno que lo visitemos. Le dije vamos. Visitamos al anciano, su familia súper agradecida de que una autoridad los hubiese visitado y le hubiese dado las palabras de sentimiento y de resignación por ese hecho tan doloroso para ellos. Nos mostraron  parte de los preparativos que tenían para el acto velatorio, en el corral ya tenían reunidos unos ochenta ovejos y unos treinta chivos,  suficiente aguardiente (Chirrinche y ron), y alimentos secos almacenados. A la muerte del anciano, me llegó la información y fui a acompañarlos, donde todo se cumplió tal cual como lo he relatado y como lo hacían los más favorecidos económicamente.

*    CHIRRINCHE: Aguardiente blanco derivado de la caña de azúcar. Su destilado  se hace en forma artesanal por los indígenas wayúu. En Alitasía, tuve el gusto y el placer, de degustar lo que la familia palmar denominaba: COQUINCHE. Esto era lo siguiente, ellos le abren un hueco pequeño al coco y le sacan el agua, lo llenan de Chirrinche, le tapan el hueco y lo entierran por varios días: Se toma seco y en dosis pequeñas.

domingo, 27 de mayo de 2012


EL PUEBLO GUAJIRO Y SU CULTURA, Parte 1:

Ya dije en mi anterior artículo que había llegado a Paraguaipoa población del Estado Zulia y que no conocía nada  de ella. De inmediato me dediqué, aparte de las funciones propias del cargo, a conocer a fondo este apartado rincón de nuestra geografía patria.

Me encontraba en el Municipio Páez del Estado Zulia, específicamente en la Parroquia Guajira del Municipio Páez, donde el núcleo humano mayoritario que lo conforma son indígenas Guajiros o Wayúu (así se  denominan ellos mismos). Ellos constituyen un factor muy importante en las interrelaciones con sus connacionales y paisanos asentados en el territorio Colombiano. Mi interés aumentó al percatarme de que  con la “Crisis de la Corbeta Caldas”, los guajiros prácticamente no apoyaron al Estado Colombiano en esa acción, por lo cual, este ahora emprendía acciones gubernamentales titánicas para llevarles  una mayor atención que les  hiciera sentir que los estaban tomando en cuenta.

El Guajiro es un pueblo asentado en la Península de La Guajira  que proviene de la familia lingüística Arawak, desde tiempos milenarios (los que dividimos este territorio un 80% para Colombia y un 20% para Venezuela fuimos nosotros los blancos o alijunas); allí han vivido agrupados en las llamadas rancherías con corrales y casas donde moran varias familias, en clanes o comunidades, con su propia lengua ancestral: wayúu o wayuunaiki, con sus propias costumbres y tradiciones; se rigen por sus propias leyes, basada en el sistema de compensación;  etc. Se  dedican: el hombre al pastoreo mayormente de ovejas y de ganado vacuno;  al cultivo de cereales como el maíz y otras plantas como la yuca, los plátanos, etc.; a la confección de bellos sombreros y  las sandalias (waireñas); a la elaboración de sus propios instrumentos: las flautas, el sawawa, la trompa, el wantorojo y massi, y los diferentes tambores. Igualmente a la pesca (son muy buenos en esta actividad y en la  navegación); también al comercio (actividad que  realizan junto a sus  mujeres). La mujer wayúu, al bordado y elaboración de tejidos (los chinchorros y las mochilas), las mantas guajiras; trabajos estos que se caracterizan por su gran belleza, de vivos y artísticos diseños, colores y texturas.

Es una sociedad dividida en clanes matrilineales, que no practica la exogamia; estos clanes se reconocen con un Kanash, (es el apellido y el animal que los representa), entre otros tenemos: el Epieyú, el Uriana, el Apushana, el Sapuana, el Jusayúu, el Ipuana, el Jayaliyú, el Jayariyú, etc. Estos son básicamente matriarcales (para entender esto fácilmente, podría decirles lo siguiente: es guajiro el hijo de la mujer guajira; más no necesariamente el hijo de un hombre  guajiro. Un guajiro se casa con una alijuna, y su hijo no es guajiro). Dicen sus ancianos que su pueblo fue creado por Maléiwa o Mareiwa (Dios), que este creador mantiene una preocupación constante por ellos y les envía el bien o los sanciona cuando lo hacen mal. Tiene un piache o chamán que se distingue por ser conocedor del mundo de Maléiwa, Pulowi y Juya, dioses de este pueblo.

Su danza o baile típico es el Yonna o Baile de la Chichamaya, la cual se realiza para conmemorar eventos importantes tales como: celebrar un matrimonio,  pedir a los dioses que lleguen las lluvias,  cuando hay revelaciones de un sueño, para las curaciones, para anunciar y celebrar el encierro de las jóvenes guajiras, etc. El traje típico del hombre es el Guayuco o también llamado Taparrabo, las sandalias o waireñas, un sombrero tejido y para protegerse del inclemente sol, una camisa. La mujer lleva la manta guajira.

Los problemas causados entre ellos, por ciertos “delitos”, se llevan a una especie de negociación entre las partes (clanes), por medio de un Pútchejeechi, (portador de la palabra o Palabrero); quien forma parte de su “sistema autónomo de justicia”.  Ellos acatan las decisiones que se tomen allí y que normalmente consisten en pagos o indemnizaciones por la ofensa causada, o la agresión sufrida por uno o varios de los miembros del clan.

Ellos pasan de generación en generación sus conocimientos, valores, tradiciones y  costumbres así como su modo de vivir. En próximas entregas continuaré hablando del particular mundo wayúu.

Ahora voy con  mi acción de Comando: dentro de esta me planteé, efectuar visitas institucionales a las diferentes Organizaciones sociales, culturales y de Gobierno que funcionaban en la Guajira. Visité el Hospital II de Paraguaipoa, conocí a su Director y a unos pocos médicos que allí trabajaban. Me empapé de los problemas que tenían para la atención a la ciudadanía, entre ellos:
-      Médicos que aunque estaban en la nómina de este Centro Asistencial, para cumplir con su pasantía Rural, no lo hacían por diferentes motivos (siendo la excusa más común: “la inseguridad de la zona”), que en honor a la verdad, era cierto, y era  vox populi que  “ellos pagaban su rural”;
-      En la noche no se quedaba ningún Médico, la excusa era nuevamente: “la inseguridad”:
-      La Sala de Partos, estaba inutilizada; convertida en  una especie de depósito de cachivaches;
-      Y deterioro general de las instalaciones;
-      Etc.
Tomé en mis manos este problema. De inmediato  implementé ciertas medidas para solucionar en parte estas anormalidades:
1.-   Informé a mi Comando la inasistencia de los Médicos; eso trajo cola y bien larga por cierto, pero se solucionó este problema;
2.-   Se colocó un personal de Tropa para la Guardia Diurna y Nocturna en el Hospital para prestar seguridad, ajora los médicos si podían permanecer durante la noche; y
3.-   Se aseó, se pintó y esterilizó la Sala de Partos, y se le colocó un aparato de aire acondicionado.

Al día siguiente de haberle hecho mantenimiento a la sala de Partos, el personal de trabajadores del Hospital, tomó toda la basura que había en el basurero y la regaron nuevamente en dicha sala. Me dirigí al Hospital, reuní a los trabajadores y les pregunté entre otras cosas: para quien era ese Hospital?, donde daban a luz las mujeres del pueblo?  Ellos me entendieron, que cada quien debía cumplir sus funciones, entonces nos ayudaron a limpiar nuevamente los espacios,  y a partir de allí, las relaciones fueron muy buenas.

Algo similar me pasó con las Escuelas. Gran parte sus maestros vivían en Maracaibo a dos horas de Paraguaipoa; pero la mayoría no tenía vehículo para su traslado hacia la guajira, y cuando uno iba por alguna razón para Maracaibo los veía ya tarde a eso de las nueve o diez de la mañana, “pidiendo cola” en Puerto Caballo, a la salida de Maracaibo, cuando las actividades escolares debían  haber iniciado a las ocho de la mañana. Designé entonces a un Sargento de Tropa, para que todas las mañanas a eso de las ocho y media de la mañana, en una moto, visitara a todas las escuelas y pasara la lista de asistencia del personal de maestros. Así se terminó el cuento  de que los niños regresaban a sus casas porque los maestros no cumplían con su horario y sus labores. Un día me dice el Soldado guardia de Comando: Mi Comandante lo busca un maestro. Le dije que pase adelante, lo atendí y me dijo: “el Director me manda para que le explique el motivo por el cual llegué tarde hoy a mis actividades”.

Con el Personal de Tropa de la Unidad, construí una Escuela, la doté de pupitres y se la entregué a la Comunidad Indígena de Chamalú, en las inmediaciones de El Tigre.

Se realizaron varias Acciones Cívicas, con el objeto de prestarle atención médica, vacunación, servicio odontológico, servicio de barbería, etc., en diferentes localidades de la Guajira Venezolana; me recuerdo por cierto, que en una de ellas se operó quirúrgicamente a una niña wayúu de la Alta Guajira, que tenía un gran tumor en el pie derecho.

En fin fueron muchas las acciones llevadas a cabo para beneficio  la comunidad guajira; pero además tenía otro  interés, muy particular: conocer a fondo esta cultura. Tuve excelentes maestros: Don Hermán Pocaterra Uriana,  primer maestro guajiro; fueron  muchas horas que pasé acostado en un multicolor chinchorro en su casa, oyéndolo, acompañado de  su señora esposa Librada y de sus hijos Leoncio y Noely, ¡¡Toda una leyenda de hombre!!, me contaba entre otras cosas, que yo recuerde: cuando  fundó la primera escuela en el año 1936 en Las Gavetas y posteriormente la de  La Gloria; de cuando a principios de los años cuarenta recibió y acompañó  a Rómulo Gallegos durante su estada en esas tierras. Cuando fue nombrado en el año 1945 Gobernador del Distrito Páez , por la Primera Autoridad del Zulia,  Felipe Hernández ; de cuando estuvo exiliado en Colombia por unos diez años y se desempeñaba como administrador del correo de Maicao, allí recibía muchas cartas de otros exiliados, sobre todo de Costa Rica y que las hacía llegar hasta sus destinatarios en Venezuela, que había pasado  hacia Venezuela por los caminos verdes a enemigos del régimen del momento, el de Pérez Jiménez, a varios personajes entre ellos a Luis Vera Gómez y a Castor Nieves Ríos; de cuando  en el año1947 un piloto el Teniente de la Aviación Rosevelt Adrianza Galvis aterrizó una aeronave de combate en Los Filuos cerca de Paraguaipoa,  etc. etc. etc.

Otro de mis maestros fue el Antropólogo Nemesio Montiel, indígena wayúu de la etnia  Epieyú, poseedor de una basta cultura de las etnias venezolanas y en particular de las que hacen presencia en el territorio del Estado Zulia: los Barí y los Yucpa en la Sierra de Perijá, los Añú o Paraujanos en la Laguna de Sinamaica y los Wayúu en la Guajira. Mi amigo Nemesio, profesor de la Universidad del Zulia,  altamente preocupado por dar a conocer su cultura, tenía un programa que consistía en llevar estudiantes de esa casa de estudios a la guajira los fines de semana y al pasar por Paraguaipoa, entraban al Comando del Grupo de Caballería Francisco Esteban Gómez, donde se les impartía una Conferencia sobre “La Guajira Venezolana y el punto de vista militar”, posteriormente estos muchachos continuaban hacia Alitasía donde se adentraban de lleno en el conocimiento del mundo wayúu.

Fueron muchos los excelentes  amigos que me ayudaron a conocer y comprender este mundo; entre ellos  no puedo dejar de mencionar a: Genaro Vásquez, maestro dedicado a la política, siempre, como decimos en el mundo militar, “estaba en la jugada”;  Angel Durán de la etnia Sapuana, mejor conocido como Alí Kan, gran comerciante, de poco hablar pero certero en sus apreciaciones y recomendaciones; y por último Jesús Barroso y su esposa María (la Enfermera de Cojoro), malamente y en mala hora asesinado  por ser el más representativo de su clan. A todos ellos mi eterno agradecimiento.

 Visita al Hito Nº. 1 "Castillete"


Palabras con motivo al acto de entrega de una Escuela a la Comunidad Indígena de Chamalú

 En el Acto, en compañía de Don Hermán Pocaterra


 Durante el Acto


 Misa de Campaña en Chamalú



Niña Guajira que presentaba un tumor en su pie derecho y fue operada en una Acción Cívica

martes, 22 de mayo de 2012


DE LA VIDA MILITAR EN PARAGUAIPOA

Debo confesar que llegué a Paraguaipoa en el estado Zulia, salvando las distancias,  como  cuando llegué a Caracas en el año 1967, como Tarzán en new York,  sin conocer nada de esas tierras, su geografía, su gente, sus costumbres, problemas, etc.; pero tenía una Misión: crear una Unidad Táctica y sobre la marcha hacerla operativa en el menor tiempo posible. Recién había pasado “La Crisis de la Corbeta Caldas”,  cuando incursionó a aguas venezolanas, por debajo del Paralelo de Castilletes en dirección Sur, la mañana del 9 de Agosto del año 1.987, la “ARC Caldas”. Las relaciones con los vecinos colombianos no estaban muy buenas que digamos, aun se mantenía en la Guajira Colombiana un Comando Especifico al mando de un Brigadier General, que había sido activado a raíz de ese incidente..

 Paralelamente tenía que  ganar  la aceptación de la población guajira;  de esta naciente Unidad con personal nuevo y  completamente extraño.  En esa pequeña localidad, existía anteriormente sólo un Escuadrón ahora era un Grupo de Caballería, además  me habían agregado, bajo Control Operacional, una Batería de Artillería ubicada en El Escondido y una Compañía de Infantería en El Tigre, Guajira venezolana;  y la jurisdicción se había extendido a lo largo de la línea fronteriza desde Castilletes en la Laguna de Cocinetas, allá donde comienza Venezuela en el Hito Nº 1, hasta  el Puesto Fronterizo de Zipa,

El trabajo abundaba, a los Oficiales y tropa había que entrenarlos en el nuevo material: Cañones sin retroceso de 106 mm y los vehículos anfibios blindados 4 x 4 de la Serie Dragoon 300; que por cierto que nunca estuve de acuerdo que la unidad fuese dotada con este material blindado que lo cual el tiempo me dio la razón; pero fue una órden y ya los teníamos en la sede de Paraguaipoa. Se recibieron en todas las versiones: Puesto de Comando, porta Morteros, Transporte de Personal, de Combate y Recuperador; igualmente la munición para esas armas y para la tropa.

Nunca descuidamos la Instrucción colectiva: Orden cerrado, Educación Física, Leyes y Reglamentos, etc. También era una norma de fiel cumplimiento el Mantenimiento, tanto del Material como de las Instalaciones.  Siempre le decía a los Oficiales: “Esta es una Unidad Turística y debemos estar preparados en todo momento como indica el Procedimiento  Operativo Vigente (POV), para recibir la Inspectoría General del Ejército,”, pues era constantemente visitada por las diferentes Escuelas de las Fuerzas Armadas; así como del Alto mando, no solo del Ejército, sino de otras Fuerzas y del Ministerio de la Defensa. Igualmente  hice mucha insistencia en tres aspectos que son fundamentales en el Comando de una Unidad: la comida del personal, la presentación de las instalaciones y el orden Cerrado, siempre les decía: “esto es lo que uno vende ante los ojos de terceras personas”.

De verdad, esto se aplicó y me fue de maravilla. Recuerdo una visita imprevista que hiciera el Alto Mando de la Guardia Nacional, (ellos iban para el Comando de la Compañía de la GN acantonada en la localidad; pero las aeronaves no pudieron aterrizar en ese Comando), me avisaron cuando los helicópteros estaban llegando al helipuerto de la Unidad. Venía presidida esta visita por el Gral. de Div. Miguel Ángel Contreras Laguado. Su Comandante General; de inmediato se dispuso el Acto (como si era la Inspectoría General la que había llegado), esta gente quedó sorprendida; mientras yo le daba el correspondiente parte; el jefe visitante mandó a varios Oficiales a pasar revista por  las Cuadras (dormitorios de la tropa), y a los baños del personal: el General le dirigió un saludo al personal y después del acto, reunió al personal que lo acompañaba preguntó a los Oficiales que habían pasado revista, de cómo estaba el mantenimiento y  su repuesta fue: Excelente; les dijo: “aquí se ve que hay Comando”.

En cuanto a los vehículos, se impartió la correspondiente instrucción; se programaron marchas motorizadas, ejercicios de tiro, cruce de cursos de agua, ejercicios de comunicaciones, patrullaje, etc.
En particular me quiero referir a una de las tantas  marchas efectuadas, esta era para  Castilletes en la Laguna de Cocinetas. Salimos de Paraguaipoa como a las tres y media de la tarde, yo iba a la cabeza de la marcha, en un vehículo de ¼ Tonelada; y aunque ya  conocía muy bien la zona, el camino era engañoso, y a eso de  las cinco y media o seis de la tarde, cuando ya había caído el Crepúsculo Náutico Vespertino, una gran sorpresa estábamos frente a un Puesto Fronterizo “La Flor de la Guajira”, del Grupo de Caballería Mecanizado Rondón del Ejercito Colombiano, ubicado al fondo de la Laguna de Cocinetas, nos habíamos  pasado para el territorio colombiano con toda la columna de vehículos, me extrañó que en dicho Puesto  no había nadie, estaba solo;  ni el Soldado de reposo o el de Guardia, nadie. Me dije que suerte; de lo contrario tremendo incidente  internacional o como mínimo el papelón que hubiese hecho.  (Nosotros siempre dijimos: Dios es venezolano y está conmigo). De inmediato ordené dar la vuelta y regresar para buscar nuevamente el camino y seguir hasta las instalaciones que tenía CORPOZULIA en Castilletes.

Al cabo de un rato llagamos y ahora nos disponíamos para hacer un Ejercicio planificado: de tiro real nocturno con todo el armamento de los vehículos Dragoon. Este consistía en adiestrar al personal en la utilización de la Mira de los cañones Cockeril MK-3MA1 de 90 mm. y efectuar el disparo nocturno. El siguiente ejercicio era Iluminar mediante fuego de Morteros el área del Objetivo y efectuar el tiro con los cañones  y la Ametralladora Coaxial M-240 de 7.62 mm. con los que estaban dotados  los vehículos, El Blanco era un viejo buque que se encontraba encallado en la costa, a un lado de la entrada de la Laguna de Cocinetas.

Todo muy bien; pero al iluminar  la zona con fuego de Morteros de 81 mm. observé la Costa al fondo de la Laguna, lado colombiano, donde estaba el puesto del GCM Rondón, y vi que el Comandante de dicho  Puesto corría con su tropa de un lado a otro, gritaba, daba ordenes;  que el único Jeep que tenían no le prendía y lo empujaban; en fin estaba desesperado. El Ejercicio terminó a eso de la media noche, nos acostamos y al día siguiente después de respectivo mantenimiento, disfrutaríamos de una parrilla.

Le quité prestada la lancha que tenían los Guardias Nacionales que estaban en el Puesto de Cocinetas y mandé a invitar al Comandante del Puesto colombiano para que nos acompañase a la parrilla, “eran tiempos de paz”. Cuando llegó el Oficial se me presentó, era un Teniente. Mi primer pregunta: y donde estabas tu ayer en la tarde? Me contestó que se encontraba con todo el personal de tropa patrullando hacia Puerto Estrella y que había regresado como a las ocho de la noche; que habían cenado y después se había puesto a ver una novela en un canal de la televisión venezolana y que de repente  comenzó a oír unas detonaciones y pensó que lo estaban atacando. Le dije: te vi pagando carreras anoche y  me contesto: del berraco… tremendo susto mi Coronel.

Otro de los ejercicios fue: Navegar con los vehículos el Río Limón. Entre las características del vehículo Dragoon está que es anfibio y puede navegar, pues está dotado de dos propelas en su parte posterior para tal fin. Se hicieron todos lo preparativos  del caso y un buen día se llevaron los vehículos hasta el Puesto de la Guardia Nacional que se encuentra a un lado del puente sobre el Rio El Limón y se lanzó el primer vehículo al agua, era un Puesto de Comando, allí iba el Mayor Carlos Rodríguez Barrios, 2do. Comandante: junto con la tripulación del vehículo,  pasaron los segundos y el vehículo no flotaba, no salían ni burbujitas, por mi mente pasó como una película lo ocurrido tiempo atrás  con los vehículos blindados anfibios  6 x 6,  de fabricación alemana Transportpanzer TPz en el Lago de Valencia, (Igual se hundió y toda la tripulación se ahogó); como a los cuarenta y cinco segundos salió del fondo del río como un Delfín, (Dios es venezolano…), y comenzó a navegar hasta la otra orilla del río, hacía donde están los restaurantes; por cierto ese vehículo casi llegando a la orilla  se pegó del lecho del río, lo sacamos remolcándolo con una lancha, Después lanzamos los otros vehículos y navegaron sin problemas. Ya en la Unidad si notamos, que le había entrado arenilla al túnel de la Transmisión delantera de los  Vehículos. Se llamó a los Técnicos del Servicio de Armamento del Ejército y de la Empresa vendedora y se le expuso esta novedad. Ellos enviaron una Comisión Técnica y me indicaron  que ese Cruce de Rio  no se podía hacer; pues con ese vehículo no se debe navegar en aguas cuya corriente supere los nueve nudos; y además que cuando se hicieren navegaciones al estar ya en tierra firma el vehículo había que tumbar la rueda, sacarles la punta del eje y limpiar el túnel….  Y entonces les dije: “será que en un Combate, se le dirá al enemigo, espere un momento que tengo que inutilizar los vehículos durante un tiempo para sacarles la arena después del cruce de un charco?” Ah sin contar lo que eso significaba: cambiar las estoperas, las rolineras, etc.  Nunca entendí lo absurdo de esa recomendación???

Vista aérea de Puesto Fronterizo de Zipa

 Visita del Gral.Div. Miguel Ángel Contreras Laguado, Comandante General de la Guardia Nacional


 Visita de la Inspectoría de las Fuerzas Armadas


 Visita del Gral. Div. Filmo López, Ministro de la Defensa


 Visita del Gral, Div. José Maria Troconis Peraza, Comandante General del Ejército


 Vehículo Dragoon de Combate en Castilletes


 Viejo Barco encallado en Castilletes, digo el del fondo.


 Efectos de los disparos sobre el barco


 Vehículo Dragoon navegando el Río Limón


 Vehículo Dragoon porta Morteros navegando, al fondo se observa el Puente sobre el Río Limón


 Vehículo Dragoon entrando al agua, en el Puesto de la Guardia nacional de El Limón

sábado, 19 de mayo de 2012


COMO FUI A DAR A PARAGUIAIPOA?

A mediados del mes de  Diciembre del año 1.987, me encontraba culminado el accidentado Curso de Comando y Estado Mayor Nº. 28; y digo, accidentado para mi, por las múltiples dificultades y trabas que debí afrontar en dicho Curso. Por cierto, que días antes del acto de graduación, la Facultad de la Escuela Superior del Ejército Libertador Simón Bolívar, celebró la Cena de Navidad para el personal de planta de dicha Escuela. La Dirección de la Escuela invitó a los cinco Oficiales cursantes que habían quedado en los primeros puestos en el Orden de Mérito de este saliente Curso;  entre ellos estaba yo, por lo cual, asistí muy contento a dicha cena.  Pero “Sorpresa”, posteriormente en el acto de graduación cuando me entregan el Diploma y constancia de notas, vi con asombro que con Tipex habían borrado el número cinco y me colocaron en el puesto Nº. 8 de 42 cursantes. Bueno!!!, pensé por lo menos colocaron  a un excelente Oficial y mejor  amigo en ese puesto 5..

Una de las cosas que recuerdo con mucho cariño, fue que mediante votación del personal de cursantes, se escogió cual había sido la mejor conferencia expuesta por los Oficiales Alumnos durante el desarrollo del Curso. El Primer Puesto, lo ganó el compañero Luis Armando Campos Arteaga y el segundo, yo, con una conferencia sobre la vida del Generalísimo Francisco de Miranda.

En esos días antes de la graduación, nos  reunieron para informarnos nuestro próximo destino, el mío era: Oficial de Planta de la Escuela Superior del Ejército, de verdad no me gustó mucho, pero me dije: resignación y para adelante. Dos días después nos vuelven a reunir para comunicarnos que habían cambios en las designaciones, consecuencia de la creación de nuevas Unidades en el Comando del Ejército; y en mi caso, muy particular, me dijeron: usted va de 1er. Comandante a fundar el Grupo de Caballería Motorizado Coronel Francisco Esteban Gómez, no lo creía!!!, y mi reacción fue preguntar: Para esa Unidad tengo entendido que ya fue  designado el Tcnel. (EJ) Rubén Matías Rojas Pérez? Recibiendo como respuesta:  no pregunte, el que va es usted.

En efecto el Ejército se estaba reestructurando y se iban a fundar dos Unidades Tácticas en el Occidente del país: El G.C.M. Francisco Esteban Gómez, en Paraguaipoa, Estado Zulia;  que sería la Unidad de Reconocimiento Divisionaria; y el Grupo de Artillería de Campaña Joaquín Crespo en Morotuto, Estado Táchira, (para esta Unidad designaron a otro compañero y brillante Oficial, el Tcnel. Ej Héctor Barreto Ramos).

Comenzaron los preparativos, las prácticas del Acto de Activación de estas dos Unidades en el Patio de Honor de la Comandancia del Ejército. Se realizó un  Acto muy solemne, con la presencia del Ministro de la Defensa, el Alto Mando y todos los Comandantes de Unidades del Ejército.

El inicio fue duro: buscar los Oficiales, Suboficiales y  la tropa; igualmente, el armamento, las municiones, el material de Intendencia, de oficina, los vehículos, etc. (por cierto esta Unidad fue dotada con los recién adquiridos Vehículos Blindados de la Serie Dragoon de fabricación norteamericana).  Fue designado como 2do. Comandante el Mayor (Ej) Carlos Eduardo Rodríguez Barrios. No mencionaré al resto de Oficiales y Suboficiales fundadores, por temor a algún olvido y deje a uno de ellos por fuera. Lo cierto es que todos fueron excelentes profesionales; de una alta capacidad y conocedores de su trabajo; en resumen eximios trabajadores y dedicados por entero a su profesión militar.

Inicialmente, por ordenes superiores, los primeros tiempos nos alojamos en las instalaciones del Fuerte Mara, Municipio Mara del  Estado Zulia; allí recuerdo con mucho cariño la buena acogida,  aceptación y apoyo que recibimos de  los Comandantes de las Unidades que allí se encontraban: Coronel Marcelino Rincón Noriega (Comandante del Fuerte), Tcnel. Rubén Medina Sánchez  (Comandante del Batallón de Ingenieros de Combate “Carlos Soublette”),   Tcnel. Julio Sánchez Flores (Comandante del Batallón Blindado Bravos de Apure) y el Tcnel. Justo Miguel Quintero (Comandante del Batallón de Infantería “Francisco Aramendi”), a todos ellos mi eterno agradecimiento.

 Me dije: “Ya tenemos el nombre de la Unidad: Francisco Esteban Gómez”, héroe margariteño de nuestra independencia,  destacado entre otras acciones bélicas, por haber  participado en la defensa activa de la isla de Margarita contra los invasores  españolas; pero me faltaba el Himno y la Divisa o Enseña para la Unidad. Enseguida  vino a mi mente mi amigo el Maestro de Maestros Chepin López, experto en Heráldica; lo busqué y le plantie lo que quería y accedió  con mucho gusto. Diseñó una de las mejores y más bonitas Divisas que he visto. Respecto al  Himno de la Unidad, pensé: si estoy en el Estado Zulia, lo mejor es buscar un Compositor zuliano y me  acordé de mi también buen amigo, Lenin Pulgar, y el me dijo: “mirá yo lo que compongo son gaitas; pero si vos me lo pedís, contá con eso”.

En Paraguaipoa funcionaba antes de mi designación el Escuadrón de Caballería Leonardo Infante, este dependía de  la Segunda Brigada de Infantería, el cual fue desactivado y tanto su Tropa como el material que tenía, se lo asignaron al G.C.M. Gómez y finalmente pude mudarme de Fuerte Mara para estas instalaciones al frente de la Plaza Bolívar de Paraguaipoa. Allí comenzó a funcionar ya en forma esta novel Unidad Táctica del Ejército Venezolano, dependiendo del Comando de la Primera División de Infantería, con sede en Maracaibo, Estado Zulia.

En Paraguaipoa, pintoresco pueblo de la guajira venezolana, viví junto a mi familia (esposa y pequeña hija de  dos años),  durante un lapso de tiempo de dos años, las más inolvidables experiencias profesionales y personales que jamás pude haber imaginado y que poco a poco trataré de contarles.


Acto de Desactivación del Esc. Cab. Mot. Coronel Leonardo Infante, en Paraguaipoa


Activación del G.C.M. Francisco Esteban Gómez en Paraguaipoa. En la foto con el Dral. Div.     Guillermo Alberto Cortéz Palacios, Comandante de la 1ra. División de Infantería


  Licenciamiento del personal de Tropa del Contingente ABRIL86, frente a la plaza Bolívar de Paraguaipoa

 Palabras con motivo del Acto de Activación del G.C.M. Gómez

miércoles, 16 de mayo de 2012


ESAS VISITAS QUE ALEGRAN EL ALMA

Un día de los meses  finales del año 1.988, me encontraba en el Comando del Grupo de Caballería Motorizado Francisco Esteban Gómez en Paraguaipoa, Estado Zulia, cuando el Guardia de Comando me informa: que tenía una visita en la Prevención; le dije: hágala pasar al Casino de Oficiales, que ya voy para allá.

Tremenda sorpresa me llevo al entrar a este pequeño centro de recreación, que con mucho cariño habíamos acondicionado para hacer más llevadero nuestra vida en ese apartado rincón de nuestra geografía patria. Allí se encontraban: mi amigo Lenin Pulgar, con una jovencita de unos diez y ocho años, muy linda y un señor: De inmediato Lenin me dice en ese simpático tono  maracucho: “Vos no conoces a esta muchacha?”, ella es la Señorita Patricia Carolina Velásquez Semprún,  y el señor es su padre Aquiles Velásquez; ella se encuentra recorriendo la tierra que representará como Mis Península Guajira en el próximo certamen de belleza: la  XXXVII edición del Mis Venezuela.

Mandé a llamar a aquellos Oficiales y Sub Oficiales que estaban en el Cuartel en ese momento, para presentarle a quien desde ese momento sería nuestra candidata favorita, se efectuó un “Brindis Caballero” en su honor, en fin pasamos un rato inolvidable. Ella concursó el 16 del mes de Febrero del 1989 y quedo entre las semifinalistas.

Esta participación la catapultó  a nivel mundial. Actualmente es una reconocida actriz y modelo de fama internacional; las pasarelas de París, Milán, New York y otras más,  han sido testigos de su labor profesional; al igual que en las principales salas de cine de todo el mundo se han observado películas donde su protagonización  ha sido impecable. Muy loable  ha sido su destacada labor filantrópica al haber creado en el año 2.002, y darle vida a la Fundación Wayüu Tayá, donde ayuda a un medio millón de indígenas venezolanos. Este hecho la hizo merecedora en el año 2.009 de un hermoso Reconocimiento del Comité de Women Together y el Consejo Económico y Social de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en New York.

No todo es fatiga en la vida militar!!!!