martes, 29 de mayo de 2012


EL PUEBLO GUAJIRO Y SU CULTURA,  Parte 2

El pueblo guajiro ha permanecido en el tiempo, básicamente, por no solo haber transmitido, sino también practicado sus valores, conocimientos, costumbres y actividades de generación en generación. Dentro de sus costumbres me voy a referir en esta entrega a una muy particular: a la muerte del guajiro por hechos naturales y su primer velorio.

Para el hombre común la muerte puede llegar en cualquier momento; sin embargo lo más normal es esperar  que esta se produzca cuando se han vivido todas las etapas de la vida; lo cual debe supuestamente generar un gran dolor para sus deudos. Para el guajiro es muy importante su velorio y dicen que todo lo que trabajan en la vida  es para este ritual. La muerte por hechos naturales  de uno de sus integrantes es una forma muy propia de celebrar la vida; por tal motivo, el acto velatorio de sus parientes es una celebración no solamente física, sino un acto social y cultural donde se cumplen ciertos rituales fúnebres. Ellos  realizan dos entierros o velorios; el primero cundo la persona muere  y el segundo o definitivo,  el realizado pasado un cierto tiempo (años), del primer velorio.

El guajiro cree en el más allá y en los muertos; esta creencia ejerce una regulación sobre sus vidas; lo que los muertos trasmitan a través de sus sueños o Laapüt  es algo mandatorio que no tiene apelación; lo que requieran y digan se debe hacer  sin ningún cuestionamiento; lo que pidan debe ser ejecutado; también debe aceptarse lo que los muertos comuniquen respecto a la aplicación de sanciones (individuales o sociales), prescripciones, prohibiciones y la forma como deben comportarse y actuar las personas de su clan. Cuando uno se desplaza de Sinamaica hacia Paraguaipoa, normalmente ve casas con un banderín rojo, eso significa: “un sueño”  Igualmente de repente se observa una casa de bloques, aparentemente en  buenas condiciones  pero sin el techo: también “un sueño”,  que por su cumplimiento,  sus habitantes la dejan, se mudan y le quitan el techo.

Dicen los wayúu que el alma es parte de la persona; pero que ésta se separa del cuerpo en forma temporal durante los sueños o en las enfermedades, y al morir lo hace definitivamente;  y la definen como un copo de algodón blanco o como  el  humo; pero que nadie la puede ver. Y cuando la persona muere, su alma viaja hacia Jepira en la Alta Guajira (Cabo de la Vela), donde se reúnen las almas con las de sus familiares  fallecidos  y también con la de sus animales muertos.

Los diferentes Clanes tienen sus propios cementerios para entierrar a su familia; donde además se reúnen con regularidad para celebrar todos (vivos y muertos), fechas importantes, como por ejemplo: el día de las madres, del padre, cumpleaños, etc.

El ritual que normalmente se celebra al fallecer un guajiro, (primer velorio), sin importar la condición económica del fallecido (por hechos naturales), es el siguiente: el velorio (alapajaa), el entierro (ojo´itaa) y el  post entierro (süchiki ojoïtaa aamakaa).

El Velorio: una vez que la persona muere, se notifica a todos los familiares y amigos; el cadáver se deja en completo reposo por unos treinta a sesenta minutos, para que la persona muerta pueda acomodar la ropa y pertenecías que se va a llevar durante el viaje; y para que su alma no se quede penando en la casa (La familia toma la ropa del difunto y la coloca en una mochila que cuelgan en el techo de la casa). Acto seguido, se procede a “embalsamar el cadáver”, se le introduce en el estómago un litro de aguardiente (Chirrinche*, ron o whisky), con el objeto de retardar la descomposición del cadáver. Ahora  la familia (los más cercanos), bañan con abundante agua y jabón al cadáver y lo visten con la mejor ropa que tenga el difunto: “es un acto de amor”, porque lo querían mucho.

Se preparan para recibir a la familia y a los amigos que asisten al velorio; reservan puestos especiales  para las personas importantes que asistan, igual asignan los sitios donde colgarán sus chinchorros. Se observará lo que denominan ellos “Lloro colectivo”, normalmente lo hacen las mujeres (plañideras),  quienes cubren su cara con un pañuelo negro y normalmente lo hacen en forma intermitente y continúa  por unos tres o cuatro minutos. Se dice que mediante este “llanto”, se establece una conversación entre las personas y el muerto; donde hacen referencia a hechos de la vida del difunto.

Durante todo el velorio se ofrece gran cantidad de comida (Carne cocida, licor  y cigarros); la carne es la de los animales que pertenecían al difunto (no dan carne de cochino ni de gallina). Los familiares más cercanos no comen de esa carne, pues creen que estarían comiendo el cuerpo  y el alma del difunto.

Minutos antes de la hora de sacar de la casa el cadáver  para su entierro, se acostumbra a pasar por encima del muerto los niños; para que esos infantes no mueran a corta edad  por enfermedades, o  también para evitar que el muerto se lleve sus almas.

Una vez que el difunto se encuentra fuera de la casa y se disponen dirigirse al cementerio, un familiar cercano  desenfunda un arma y efectúa dos disparos,  para despedirlo de lo que fue su casa y para avisar a la comunidad que están saliendo para el cementerio.

El entierro: ya en el cementerio, propio de ese clan al que pertenece,  asiste mucha gente; se entierra al muerto en una bóveda previamente preparada para tal fin; se hacen nuevamente unos disparos para despedir  al difunto y anunciar a los asistentes que ya se enterró el cadáver. Las mujeres nuevamente lloran  (lloro colectivo). Se reparte nuevamente mucha comida y licor: Con anterioridad  se ha preparado una especie de Polígono y los asistentes sacan cualquier  cantidad de armas (cortas y largas), armas especiales, antiguas, etc.,  y empieza una “demostración” de poder, de destrezas en su uso, manejo y  acierto en el disparo de las mismas; esto les daba una especie de prestigio social, acto muy importante para estos grupos indígenas.  Aunque otros dicen que lo hacen para alejar los malos espíritus. La Familia del difunto reparte esta vez, trozos de carne cruda y animales vivos (ovejos y chivos), a los asistentes al entierro a manera de compensación por las lágrimas derramadas durante el velorio-entierro (tributo de lágrimas).

El Post entierro: para alumbrar el muerto y alejarlo de la oscuridad, se enciende durante un mes una fogata en el cementerio. La familia cercana, específicamente las mujeres se levantan a las primeras horas del día a llorar, para recordar la pérdida de este familiar  lo hacen por un mes. Igualmente, esta familia, la noche después del entierro, en horas de la madrugada, toman un baño colectivo (baño de familia), para evitar la muerte.de otro miembro del clan.

Aquellos familiares cercanos al Clan, que por motivos ajenos a su voluntad, no pudieron asistir al velorio-entierro; lo pueden hacen días después; primero van al cementerio y lloran sobre la tumba del muerto y posteriormente van a donde vivía y lloran sobre alguna de sus pertenencias: Así reparan su falta y lo más importante, no es considerada su falta una afrenta a los deberes de solidaridad y reciprocidad.

Asistí a varios velorios de indígenas (de diferentes condiciones económicas). Pero  en particular quiero referirme a uno: En una oportunidad venía de Guarero hacia Paraguaipoa con mi amigo Genaro Vásquez, quien me dijo en aquel caserío hay un anciano que está muy mal de salud y la familia (bastante humilde), está preparándose para el velorio; sería bueno que lo visitemos. Le dije vamos. Visitamos al anciano, su familia súper agradecida de que una autoridad los hubiese visitado y le hubiese dado las palabras de sentimiento y de resignación por ese hecho tan doloroso para ellos. Nos mostraron  parte de los preparativos que tenían para el acto velatorio, en el corral ya tenían reunidos unos ochenta ovejos y unos treinta chivos,  suficiente aguardiente (Chirrinche y ron), y alimentos secos almacenados. A la muerte del anciano, me llegó la información y fui a acompañarlos, donde todo se cumplió tal cual como lo he relatado y como lo hacían los más favorecidos económicamente.

*    CHIRRINCHE: Aguardiente blanco derivado de la caña de azúcar. Su destilado  se hace en forma artesanal por los indígenas wayúu. En Alitasía, tuve el gusto y el placer, de degustar lo que la familia palmar denominaba: COQUINCHE. Esto era lo siguiente, ellos le abren un hueco pequeño al coco y le sacan el agua, lo llenan de Chirrinche, le tapan el hueco y lo entierran por varios días: Se toma seco y en dosis pequeñas.

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