DONDE
EMPEZAMOS
“,,,Oh,
cómo han pasado los días, casi no puedo creer, cuando me detengo ver, ---“
Llenos de ilusiones y en un
casi total desconocimiento de los “secretos” que encerraba la vida militar, el
7 de Agosto del 1967, ingresamos a la Escuela Militar de Venezuela un nutrido grupo de
adolescentes, compuesto por 225 venezolanos, un panameño y dos
guatemaltecos, por convenios amistosos con otros países.
Fue un período de cuatro años de convivencia, de una ardua formación, a cargo de un excelente cuerpo de instructores, tanto en el área civil como militar; donde vivimos incontables experiencias y algunos cambios en la vida interna del Cadete de esa portentosa y tradicional Escuela, pudiendo mencionar entre otros: el reemplazo del tradicional “Uniforme de Aula” por el de “Interior del Cuartel” que utilizaba el personal militar del Ejército; la utilización del fusil FN-30 por el Cuerpo General de Cadetes, para los desfiles y paradas militares, en reemplazo del fusil automático liviano (FAL); la eliminación del Curso de Guerrillas en la Zona del Canal de Panamá, haciéndolo entonces en la Hacienda La Elvira, en el Parque Nacional Guatopo, estado Guárico; cambio en el “Uniforme de Parada”, se sustituyó la gorra por el casco con penacho, además se le incorporó una especie de equipo de campaña; y por último, el cambio del nombre a la Escuela Militar de Venezuela, que pasó a llamarse "Academia Militar de Venezuela". (Debo anotar que nuestra promoción no cursó Hipología, materia militar que era impartida en el cuarto año). Este ciclo formativo hizo de nuestro grupo, un cuerpo homogéneo de gran hermandad y camaradería que, al llegar a la culminación de nuestra formación y capacitación, la superioridad designó como epónimo para esta Promoción 1971, a mi paisano, el ilustre prócer trujillano General en Jefe “José de la Cruz Carrillo”.
En el cuarto año de formación (1970-1971), ya con la jerarquía de Alférez; fue un año de mucha actividad, entre las más resaltantes: el Período de Campo y Maniobras Militares en San Cristóbal, estado Táchira; realización del Curso Básico de las diferentes Armas y/o Servicios, (en mi caso junto a otros once compañeros, realicé el Básico de Blindados) y el Curso de Contraguerrillas en La Elvira.
En medio de ese convulsionado año llega el 29 de
mayo, alguien no se quien fue, quizás algún seguidor de Napoleón Bonaparte,
rememoró el último período de gobierno de “el pequeño Cabo” como le decían a
este militar y estadista francés y que la humanidad conoció como: “Los cien
días Napoleónicos”. Ese día, faltaban cien días para nuestra graduación como
Oficiales del Ejército Venezolano, y retumbó en el patio de Honor, en el de la
Lavandería, en los dormitorios, en los pasillos, etc. aquel
grito-consigna-canto, donde mis compañeros Alféreces preguntaban y los Cadetes
contestaban: “,,,Oh, como han pasado los días, casi no puedo
creer, cuando me detengo a ver, sólo faltan cien días. Para qué: Para sufrir la
pérdida irreparable de nuestros queridos padres”. Esta
pregunta siguió días tras días hasta que nos graduamos.
El Acto de Graduación Conjunta de las cuatro Escuelas
de Formación de Oficiales de las Fuerzas Armadas, se efectuó en el Patio de
Honor de la Escuela Naval de Venezuela, el miércoles 7 de Julio. Acto presidido
por el Dr. Rafael Caldera, Presidente de la República. Ya estábamos
autorizados por Ley para comandar una Unidad Básica de nuestro Ejército
Venezolano. Esa noche fue la espectacular fiesta de graduación,
con la Orquesta Billos Caracas y otra excelente Orquesta de la ciudad de San
Cristóbal. El siguiente lunes 12, asistimos a la Escuela Militar, allí nos
asignaron y entregaron la pistola “de reglamento”, una Browning 9 mm. y el
Comando del Ejército nos ofreció un almuerzo; la Dirección de Personal
hizo público lo que sería nuestro destino en las diferentes Unidades del
Ejército. Fui designado para el Grupo de Caballería “Ambrosio Plaza” N° 1, en
San Juan de los Morros, estado Guárico; con fecha de presentación el 19 de ese
mismo mes.
Por esas cosas inexplicables, también asignaron
para esta Unidad Táctica de Caballería a: Vicente Ortiz Losada, del Arma de
Ingeniería; Hugo Mario Araujo Godoy, de Artillería y Pedro Salazar Monsalve, de
Infantería y como por arte de magia, llegamos a presentarnos en ese cuartel,
a la misma hora, sin habernos puesto de acuerdo.
Esta Unidad era Hipomóvil y estaba iniciando el
proceso de transformación a Motorizada. Igualmente estaba saliendo de una
inspección de la Inspectoría General del Ejército. Nos recibió el Mayor Carlos
Enrique Franco (Oficial de Personal), él nos condujo ante el 1er. Comandante,
el recién ascendido Coronel Hugo Cleofe Cegarra Barragán, quien pegó un soberano
grito y dijo: “espérense ahí afuera…” y repartió no menos de treinta días de
Arresto Simple a Oficiales de la Unidad. Acto seguido nos mandó a pasar. Inició
su conversación con una pregunta: ¿Ustedes saben montar a caballo, saben
equitación? Nuestra unísona repuesta fue un NOOO. A partir de mañana tienen
monta en la mañana, al medio día y en la tarde y nos designó como instructor al
Capitán José Tomás Rojas Graffe. Siguió en su perorata: “…las prioridades aquí
primero la tienen los caballitos, después la Tropa y por último los Oficiales…”
Por dentro me pregunté: ¿Dónde llegué, a una Unidad-Escuela o a una Unidad
Disciplinaria?
Continuará…………….
Puerto Ordaz, 27 de agosto del 2020
MILTON R, ABREU A.
Coronel Ejército Siglo XX