domingo, 30 de julio de 2023

GÛIGÛE Y SU RELOJ MALDITO…

 

GÛIGÛE Y SU RELOJ MALDITO…

Güigüe,  pequeña y acogedora ciudad, de unos 82.000 habitantes, ubicada al sur del Lado de Valencia, en la Región Central de Venezuela. Es la capital del Municipio Carlos Arvelo, del Estado Carabobo.

En la pasada Semana Santa, el Profesor Isidro Zambrano, esposo de mi prima Leonor, me preguntó: Qué sabes tú del “Reloj de Güigüe”? a lo que respondí   “nada”; me ripostó, profesor al fin, enseñándome una foto del referido medidor del tiempo y me dijo: averigüe para que escriba sobre ese tema, y tomándole la palabra inicié mi búsqueda. Empecé a investigar y recopilar información bíblica, sobre lo   muchos lo han denominado: “La maldición del Reloj de Güigüe”, así que les presento resumidamente el panorama que rodea  a este reloj.

En esta ciudad encontramos  la “Plaza Avila”  inaugurada el 24 de noviembre del 1886, cuyo nombre se escogió para honrar  en el  centenario de su nacimiento,  a  José Cecilio Avila,  Sacerdote y filósofo, nacido en Pedernales, cerca de esta población. También era Doctor en Teología, Catedrático, Periodista y Rector de la Universidad de Caracas. En esta plaza está la Iglesia de Nuestra Señora del Rosario con su casa parroquial y frente a ésta es donde se encuentra el antiguo reloj, detenido en  las tres y un minuto.

Al observar este bello y misterioso instrumento, podemos notar que en sus números romanos, el  cuatro está formado por   cuatro palotes "IIII" y no como lo conocemos  “IV”, y esto  no porque sus fabricantes fuesen  Etruscos; ni por no faltarle el respeto, como muchos romanos lo expresaron al Dios Júpiter (bien explicado en el libro de Carlo Frabetti, “Malditas Matemáticas. Alicia en el país de los números”). Quizás la más aceptable explicación sea  por aquello que dijera el rey Carlos V de Francia, a quien apodaban “el sabio” cuando en el año  1370, encargó al relojero  Henry de Vick, que le hiciera un reloj para el “Palais de la Cité” la actual Conciergerie de París; y cuando el artesano lo terminó, el monarca le dijo que el IV no se escribía así, sino así : IIII, a esto, Henri V. se atrevió a decirle que estaba errado,   ”el sabio” le contestó: “El Rey nunca se equivoca” y ordenó ejecutarlo.

A partir de ese momento y de acuerdo con el  Instituto Británico de Relojería, se habla que por cuestiones de “Estética”, se escribe en muchas esferas de relojes el 4 así: IIII,  pues se dice que se crea una simetría armónica con el VIII situado en el lado opuesto de la esfera. Hay muchos relojes famosos, tanto públicos como de pared o de pulsera, que tienen esa nomenclatura; entre otros: en Madrid el Reloj de Gobernación, colocado el 19 de noviembre de 1866, en un templete sobre la Casa de Correos en la Puerta del Sol; el Reloj del 200 colocado el 18 de abril de 1985, en la Quinta Avenida en Nueva York, USA (en inglés: Sidewalk Clock at 200 5th Avenue); el Reloj de la Iglesia San Francisco en Bogotá, Colombia, posiblemente colocado allí el 19 de marzo de 1896, pues la única evidencia de su edad es la inscripción en la campana, que reza: “Este reloj con campana, donado para la iglesia de San Francisco por el fray Nepomuceno A. Ramos y el fray Rafael Almanza R”.; el reloj Mont des Arts en Bruselas, totalmente automático, instalado  durante la construcción del Palacio de Congresos, con motivo de la Exposición Universal de Bruselas 1958, etc.

Ahora hablemos específicamente de este legendario reloj, adquirido en Europa por  General Antonio José Ramón de la Trinidad y María Guzmán Blanco, mejor conocido como Antonio Guzmán Blanco o el “Ilustre Americano”,  desconociéndose la fecha exacta; se presume que en alguna   de sus tres presidencias. Guzmán en sus mandatos se distinguió por ser autocrático, personalista y corrupto, pero con un gran amor por los trabajos del campo y ordenó construir un pedestal de cuatro caras para instalar este cronógrafo - que tiene además un barómetro, un termómetro y una veleta- en las inmediaciones de sus haciendas de café: Copetón, Santa Efigenia y Las Palmas, ubicadas muy cerca de Güigüe, para así controlar el tiempo de los peones de estos predios.

Con el pasar de los años, ya en tiempos del General Juan Vicente Gómez Chacón como presidente de Venezuela, a quien sus detractores le decían “El Bagre”, poco a poco se fue apoderando de los bienes de sus antecesores, como por ejemplo en el Estado Carabobo, llegó a poseer: 20 casas, 90 haciendas, la isla de Chambergo, la isla del Burro  y la isla de Otama en el Lago de Valencia.

Una de estas haciendas ubicada en las cercanías de Güigüe, de nombre “El Trompillo” era de su amigo y compadre de sacramento, por ser padrino de su hijo Florencio Gómez Núñez, el acaudalado hacendado Antonio Pimentel, a quien “el Bagre” lo nombró Secretario de la Presidencia y Ministro de Hacienda, en dos oportunidades durante su mandato, aunque no se la confiscó, si pasó a tener la figura de “compartida” entre ambos amigos. Gómez ordenó trasladar el referido reloj para esta hacienda y para evitar dudas, le colocó una placa metálica con la siguiente inscripción: “Hacienda El Trompillo General J.V Gómez”, y otra que dice: "El Trompillo, altura sobre el nivel del mar 472 metros, distancia a Maracay 58 Kms".

El prolífico (88 hijos) y autoritario (27 años en el poder) tachirense, militar valiente, ya con 78 años encima, por el mes de noviembre de 1935 se traslada a temperar a la hacienda El Trompillo, su salud se encontraba bastante afectada  por la diabetes, cáncer en el páncreas y  estar sufriendo de la próstata, además con un gran terror por lo que pasaría con sus propiedades después de su muerte, pues estas irían a pasar a otras manos.

Ahora viene la leyenda de los carabobeños: dicen que allí en El Trompillo donde se encontraba, Gómez se acercó al reloj, se paró al frente  y a sabiendas que pronto moriría,  lo maldijo “…para que se detuviera y dejara de descontarle el poco tiempo que le quedaba de vida, y que dicha maldición caería sobre todo aquel que intentara repararlo”.

Su salud sigue en deterioro y Gómez es trasladado desde El Trompillo hasta Maracay a su residencia en la quinta “Las Delicias”, muriendo el 17 de diciembre de 1935, de un síncope, a las 11:45 de la noche, hora esta a la que supuestamente dejó de funcionar misteriosamente el reloj de El Trompillo.

Antes de empezar el relato del misterio que envuelve a este Reloj de Guigue sin pretender su reparación, quiero hacer  uso de la criollísima expresión “por si a las moscas” y encomendarme al Arcángel San Miguel, príncipe y caudillo de las Milicias Celestiales para que él con toda su fuerza disipe el conjuro, aunque sea temporalmente, que supuestamente hiciera Juan Vicente Gómez. 

Continuando entonces con el relato, al poco tiempo de morir “el Bagre”,  el enigmático reloj inoperativo es trasladado a la Plaza Avila de Güigüe, frente a la Casa Parroquial y en el 2001 lo vuelven a mudar a la acera de enfrente y así estar más próximo a la iglesia.

Luego varios relojeros intentaron arreglarlo; uno de ellos cuyo nombre se desconoce,  lo reparó y funcionó unos días para   detenerse de nuevo. El relojero  fue encontrado sin vida en su casa a la misma hora que marcaba el reloj.

Para los años 40, el italiano  Salvatore Consolí, famoso relojero, consigue repararlo. Al poco tiempo Consolí regresa a su país natal,  donde muere al día de su llegada, tras un bombardeo a su pueblo natal,  dicen que a la misma hora en que el reloj dejó de funcionar nuevamente.

El tercero en intentar romper el hechizo fue el venezolano Andrés Mijares, a quien sus amigos le decían “Chipia”, éste retomó los trabajos de su amigo el italiano Consolí y echó a andar el reloj, ese
día en horas de la noche empezó a sentirse mal, con  fiebre muy alta y murió; el reloj solo trabajó 24 horas y se detuvo a la hora de la muerte de “Chipia”.

Otra vez, un nuevo intento de reparar el reloj  por los años sesenta, esta vez  otro venezolano que no creía en “cuentos de camino”, de nombre Juan Lorenzo; de quien se dice gozaba de una salud perfecta y muy trabajador, este  reparó el medidor del tiempo que funcionó por varias semanas; la gente del pueblo comentaba que la maldición había concluido. Un buen día el reloj se detuvo a la tres y un minuto de la tarde, hora en que muere ese día Juan Lorenzo. Desde el punto de vista médico-legal no se determinó el motivo o causa de su muerte.

La historia no finaliza aquí… Y como dice el viejo refrán: “Pueblo pequeño, infierno grande”. En ese simpático pueblo se inició un cotilleo que sobrepasó sus límites naturales  y muy rápidamente llegó
hasta la capital de la República, la “historia del reloj maldito”.

A comienzos del año 2013,  en Caracas vivía Crónida Piaget, un hombre de negocios y  afamado relojero suizo, a quien también le llegó la “historia del reloj”; este helvético viajó al pueblo carabobeño en varias oportunidades y se obsesionó con el reloj y su historia y aseguró que pondría en marcha el reloj. Del estudio realizado determinó que  el mecanismo del reloj tenía un material tóxico en su interior,   usado al momento de su fabricación por los antiguos relojeros europeos del siglo XIX “, y tendría que solicitar el respectivo permiso a la Alcaldía a objeto de desarmarlo para su reparación. En el momento que se dirigía para la Alcaldía, recibió una llamada de su familia que estaba en Berna informando   que su esposa estaba muy enferma y debía regresar a Suiza. Crónida toma un avión que lo llevaría a Europa vía Madrid-España, se aloja en un hotel y más tarde la Guardia Civil española reporta haberlo encontrado muerto a las 03:01 p.m. (la misma hora que marcaba el reloj de Güigüe)

En resumen puedo decir que a ciencia cierta no se sabe qué relación tiene este mítico reloj con las cinco personas fallecidas… Es Historia, es una Leyenda???? Y el misterioso reloj sigue allí, en
espera de su reparación.

Y mi pregunta: ¿Qué dicen las autoridades de este reloj y su reparación? Lacava debería repararlo….

Bueno estimado primo, digo Profesor, ahí tiene la tarea encomendada…

Puerto Ordaz, 29 de Julio de 2023


MILTON R. ABREU A.

Coronel Ejército Siglo XX

lunes, 17 de julio de 2023

CONOCES A ALONSO ANDREA DE LEDESMA?

 CONOCES A ALONSO ANDREA DE LEDESMA?

Como lo he dicho en anteriores escritos, vivo en Puerto Ordaz por cuestiones de trabajo, pero mi residencia es la ciudad de Caracas. Cuando estoy allá, por cuestiones personales, siempre
subo, en automóvil, hacia ese imponente pulmón vegetal declarado en el año 1958 como: “Parque Nacional El Ávila”, al cual le sigo llamando: “Cerro El Ávila”, para recordar a  aquel Alcalde de Caracas para el año 1573, Gabriel de Ávila, o a su Gobernador Gerónimo de Ávila,  ambos  poseedores de tierras en las faldas de este cerro, donde ejercían una floreciente  actividad agrícola. Pienso  que quizás por eso le colocaron ese nombre "Ávila" a este icono de la ciudad, pues para el año 1778 ya aparece así  en las Actas del Cabildo de Caracas. También nos lo recuerda la canción de Ilan Chester: “Cerro El Ávila”; y sobre todo, porque con ese nombre lo conocí y créanme que esa es la impronta que tengo de él. Por supuesto respeto a los que decidan llamarlo como les decían los indígenas en su lengua y que llevado al español traduce: “Sierra Grande” o “lugar de las dantas”.

Cuando voy al Avila, lo hago por el “Camino de los Españoles”; entro por Puerta de Caracas, y paso en mi recorrido las zonas de Llano Grande y Campo Alegre hasta llegar a Sanchorquiz; caserío de donde era mi suegra Irene Abreu de Salama, quien junto a su esposo David Armando Salama González, ambos fallecidos que en paz descansen, criaron y educaron a sus hijos: David, Evelyn, Maribel y mi esposa Irvid. En ese corto trayecto que va desde los 1.000 a los 1.800 msnm. viene a mi mente un artículo que leí hace varios años sobre un personaje de la época de la conquista y a quien me voy a referir, en forma sucinta, en este escrito.

Se trata del salmantino Alonso Andrea de Ledesma, conocido como “El Quijote Venezolano”, y el “primer defensor de Caracas”,  nacido en Salamanca (España) posiblemente en el año 1523. De joven en la “madre patria”, se dedicó a las labores propias  del campo y más tarde aprende y practica  la herrería junto a su hermano Tomé, específicamente forjando espadas. 

Muy joven, como a los 22 años, llega a Coro junto con su hermano Tomé, proveniente de Santo Domingo, con un grupo de expedicionarios al mando de Juan de Carvajal. El 7 de diciembre de 1545 participa en la fundación de El Tocuyo, donde se casa con Francisca Matheos, con quien tiene diez hijos.  Se radicó allí, dedicándose al mismo oficio que tenía en su patria natal. En el año 1557 se une al Capitán García de Paredes. Se enfrentan en la región de los Escuqueyes a los indígenas Cuicas y fundan a Trujillo.

Junto a Tomé, participa activamente en la derrota, captura y  ejecución del español Lope de Aguirre, el 27 octubre de 1561, quien había liderado una rebelión contra  la corona española y se había atrincherado en Barquisimeto.

A comienzos del año 1567, Andrea de Ledesma se alista en la expedición cuya misión era pacificar y poblar el valle del río Guaire. Interviene en varios combates contra los indígenas Teques, Tramas y Mariches que dirigía el cacique Guaicaipuro; forma parte de la gente que con Diego de Losada  Fundan a Caracas el 25 de julio de 1567 y después participa en la fundación del puerto y la ciudad de Nuestra Señora de Caraballeda; también en 1568 tiene notoria actividad en la Batalla de Macarapana del hoy estado Sucre.

Andrea de Ledesma junto a su familia se quedan viviendo en el valle de  Caracas y en el reparto de encomiendas que hiciera Diego de Losada, recibe el 12 de marzo de 1568, varios lotes de tierra que habían pertenecido al cacique Baruta. En 1579 se desempeñó como Regidor, Procurador y Alcalde de Caracas.

 El 27 de mayo de 1595 el Corsario, capitán de la Marina Real Británica Aymas Preston, con seis buques artillados, llega de Cumaná y toma por asalto la localidad de Guaicamacuto, cercana al puerto de La Guaira; la noticia corre como pólvora y llega a Caracas. Se organiza con sus habitantes un numeroso  grupo para defender la ciudad y una vez armados se dirigen hacia el camino real que va de Galipán hacia el litoral para hacerle frente a los piratas ingleses, dejando la ciudad indefensa.

Se dice que Preston, al conocer que lo estaban esperando por el camino de Galipán, utilizó a un prisionero cumanés de nombre Villalpando para que lo guiara hacia Caracas por una “pica” (senda), poco conocida que utilizaban los indígenas.

Alonso Andrea de Ledesma, ya de avanzada edad, decide hacerle frente a los ingleses, se arma de caballero con lanza y adarga y en su viejo caballo,  junto a unos pocos habitantes que quedaban en Caracas, salen al encuentro con los invasores  el 29 de mayo; Alonso Andrea se desprende de sus acompañantes y actuando en forma solitaria se enfrenta al enemigo. Preston atónito por el valor del “caballero andante” ordena a su gente no disparar contra él, ni hacerle  daño; pero Alonso en su embestida  hiere con su lanza a tres de ellos; uno de los piratas acciona un mosquete en su contra y le propinó un disparo que le quita la vida. El jefe corsario impresionado por la valentía del “caballero” le manda a quitar la armadura y descubre que era un anciano, delgado, de una tupida barba blanca y ordena que sea enterrado con los respectivos honores militares que merecía este personaje. El heroico episodio se extendió muy rápidamente en la naciente Caracas e igualmente trascendió las fronteras (como diríamos ahora: se hizo viral).

Se cuenta que esta historia llegó hasta  los puertos de la “madre patria”; igualmente se tiene conocimiento que el novelista, poeta, dramaturgo y una de las máximas figuras de la literatura española: Miguel de Cervantes Saavedra, vivió en Sevilla para los años 1587 y 1602, por lo que hay muchas posibilidades que la maravillosa historia del encuentro Alonso Andrea-piratas ingleses, llegara a sus oídos, por lo que no se  descarta  que esta acción lo haya inspirado para escribir diez años más tarde la famosa novela Don Quijote de la Mancha,  cuya primera parte se publicó en el 1605, bajo el título: El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha.

Como colofón de este escrito, creo oportuno resaltar el gran ejemplo de dignidad, sentido de pertenencia y de honor que nos dejó  Alonso Andrea de Ledesma, y que debería ser lectura obligatoria para todas las nuevas generaciones de venezolanos de buena voluntad.

Para finalizar quiero tomar un fragmento del ensayo “El Caballo de Ledesma”,  que escribiera en 1942 mi paisano, abogado, escritor, diplomático, político e historiador, Mario Briceño Iragorry (f. 06JUN1958), que a pesar del tiempo transcurrido, se encuentra más actual que nunca: “Y el viejo corcel de Ledesma reaparece hoy sobre la faz de nuestra historia con su ímpetu de mantenido frescor. Los nuevos filibusteros -ladrones de espacios y conciencias- andan entre las aguas de la Patria, amenazando nuestra economía y ultrajando la dignidad de nuestros colores”

Puerto Ordaz, 16 de julio 2023

MILTON R. ABREU A.

Coronel Ejército Siglo XX

 

LA COSIATA O REVOLUCION DE LOS MORROCOYES

 LA COSIATA O REVOLUCION DE LOS MORROCOYES

Desde los inicios de nuestros estudios de la Historia de Venezuela, nos encontramos con Sebastián Francisco de Miranda y Rodríguez Espinoza “El Precursor, El Gran Americano Universal”,  conocimos de sus ideales y sueños de conseguir la libertad de todas aquellas posesiones del imperio español en América y unificarlas en una gran nación, que en honor al descubridor Cristóbal Colón, se llamaría Colombia.

La referida idea fue tomada por su aventajado alumno Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar Ponte y Palacios Blanco, quien con su genio, trabajo y gran esfuerzo creador, convocó en el año 1819, el Congreso de Angostura, donde se hizo efectiva la creación de la Gran Colombia, mediante la Ley Fundamental de la República, que se ratificó, en Villa del Rosario, Cúcuta, por el Congreso Constituyente de 1821, que dio como resultado la redacción y promulgación de la Constitución de 1821. Esta gran nación de unos 2 519 954 km² estaba formada por lo que había sido el Virreinato de la Nueva Granada, la Capitanía General de Venezuela, la Real Audiencia de Quito y el Gobierno de Guayaquil. ​Esta nueva república existió por unos diez años, hasta el año 1831.

 

De acuerdo con los estudiosos de este tema, son varias las causas que originaron, por lo menos la separación de Venezuela de la Gran Colombia; entre otras:

-    La Constitución de 1821, que no fue bien vista por los venezolanos porque a pesar de haber aportado tanto en la lucha independentista, fueron en gran medida relegados y desplazados;

-    La designación de la ciudad de Bogotá como capital y no la de Caracas;

-    La elección y nombramiento del neogranadino Francisco de Paula Santander como vicepresidente

-    Haber escogido un sistema de gobierno centralista y no uno federal

 Ya Santander en funciones, el 31 de agosto de 1824, se inventa una supuesta “Santa Alianza” que según él, estaría formada por Francia y España, para reconquistar a América y mediante un decreto ordena un alistamiento militar en la república para todos aquellos ciudadanos cuya edad estuviese comprendida entre los 16 y los 50 años; así mismo le ordena al General José Antonio Páez Herrera, “El León de Payara”, quien ejercía las funciones de Comandante General del  Departamento de Venezuela (CaracasCaraboboBarquisimetoBarinas y Apure), aportar un contingente de 50.000 hombres del Departamento y enviarlos a Bogotá; esta orden  no fue del agrado de Páez y después de un año y con abusos excesivos en el reclutamiento, solo reunió unos 800 hombres. Páez fue destituido, le entrega el mando al General Juan de Escalona y se le ordena su presentación a Bogotá donde seria juzgado por votación del Senado.

 El León de Payara es asesorado, entre otros, por el abogado Miguel Francisco Peña Páez, quien le recomienda no ir a Bogotá, pues estaban seguros que sería juzgado, condenado y fusilado injustamente. Se retira a su casa en la Nueva Valencia del Rey. Transcurridos unos tres meses, se producen serias alteraciones al orden público en esa localidad. El Consejo Municipal de Valencia se reúne el 30 de abril de 1826 y decide que el General Páez asuma el gobierno de Venezuela, lo cual acepta y se declara en rebelión. Luego el 5 de mayo de ese mismo año, se reúne el Consejo de Caracas y en una gran sesión le otorga el beneplácito; y el 14, el General José A. Páez es juramentado ante el Gobernador Fernando Peñalver, comprometiéndose a no obedecer ningún tipo de orden del Gobierno de Bogotá.

Este movimiento político-separatista, que comenzó en la Nueva Valencia del Rey, es lo que se conoce con el nombre de “La Cosiata o Revolución de los Morrocoyes”, y cuya finalidad era separar a Venezuela de la Gran Colombia.

Ahora voy a donde quería llegar: ¿Qué significaba el nombre que le dieron a este movimiento?

COSIATA: sobre este término, los investigadores coinciden en afirmar lo siguiente: “…la población venezolana de la época tenía la costumbre de colocar cualquier nombre a las eventualidades políticas del país. Para la época, se encontraba en el país un comediante italiano que usaba la palabra cosiata en todas sus presentaciones para referirse a los hechos teatrales sin importancia o significado, y como la palabra estaba de moda para los venezolanos, la utilizaron para señalar al movimiento en los medios de comunicación escritos…”   

REVOLUCION DE LOS MORROCOYES: Por más que he investigado no he encontrado por qué le dieron esa designación.

AHORA MIS CONCLUSIONES:

-    Cuando más arriba dije que Santander “inventa”, lo hice porque como decíamos en el Cuartel: “conozco mi tropa”, es decir los conozco y Segundo lugar “La Santa Alianza”, fue un pacto firmado en el 1815, entre Austria, Rusia y Prusia, para: “el mantenimiento del statu quo del absolutismo en Europa tras la caída de Napoleón, e impedir el surgimiento y propagación de movimientos revolucionarios o liberales” y no como pretendieron hacerle creer a Páez.

-    Tanto el General Páez como Miguel Peña tenían un claro conocimiento de sus adversarios políticos, y del peligro que representaba un gobierno como ese para Venezuela, como diría mi gran amigo (maracucho), el Coronel Omar Hernández M. “que molleja de vistilla tenía el Páez”.

-    Y por último me pregunto: ¿Qué sería de la vida de un venezolano como yo, viviendo en Puerto Ordaz, que tuviese que solucionar un problema particular en Bogotá, como capital de la Gran Colombia, con un gobierno centralista???????????.

-    Creo, sin lugar a dudas, que los venezolanos estamos en deuda con ese prohombre que se llamó JOSE ANTONIO PAEZ HERRERA.

 

Puerto Ordaz, 02 de junio de 2023

MILTON R. ABREU A.     

Coronel Ejército Siglo XX