LOS
SUPERSONICOS Y LAS VIDEO-LLAMADAS
De esas buenas cosas que nos
ha tocado vivir y del cual somos testigos, fue la llegada a nuestro querido país
de la televisión. Esta se hizo presente cuando el General Marcos Pérez Jiménez,
presidente de la República, inaugurara
la Televisora Nacional, el 22 de noviembre del 1952. Sin embargo, la
señal de esta y las posteriores televisoras fundadas en la capital, era muy
local. Los maracuchos fundaron Ondas del Lago Tv y los valencianos Radio
Valencia Televisión, llamada luego Tele
Trece. Para el resto de los venezolanos, aquello de la televisión era como un
cuento del que se oía hablar en las emisoras de radio o a las personas que tenían
la suerte de viajar a esas ciudades donde ya existía ese medio de comunicación.
El primer televisor en blanco y negro
que vi, allá en mi querida Santa María (Valera Edo. Trujillo), fue uno que
llevó mi padrino el Dr. Antonio Espinoza Lares, a casa de su mamá Doña
Ángela, a mediados del año 1963, y digo
que vi el aparato porque la señal era muy mala; algo se lograba ver después de
cargar la antena por toda la casa, para buscar la señal.
Para el 1964, me mandan a
estudiar a Cagua, estado Aragua, a casa de mi querida tía “Conchita” Arismendi,
quien vivía con su esposo el recordado y
muy estimado Francisco Barrios y sus cuatro hijos, mis primos hermanos: Diego
Ramón, Francisco Antonio, Leonor Coromoto y
María Conchetina. Ellos ya tenían un televisor en blanco y negro de 19”.
Cómo disfruté de los programas de la
televisión!!! pero sobretodo los días
sábados de las películas de Walt Disney y la “lucha libre” y los domingos, las comiquitas: los Pica Piedra, el Capitán
Marte y el XL5, Los Supersónicos, etc.
De esta última serie animada que fue una genial creación de los futuristas William Hanna y Joseph Barbera, en el 1962,
me asombraba el hecho de ver como la familia Sónico, se comunicaba entre ellos
por medio de “video llamadas”, era algo imposible de creer. Bueno era una
comiquita.
El domingo pasado, sentado
en la casa hablé con mis dos hijas: Milvid en los Estados Unidos y Cristina en
Italia, mediante una video-llamada, ambas hechas a través de mi teléfono
celular; les puedo asegurar que cada vez que lo hago me siento como el señor
Sónico hablando con Ultra y/o Lucero o Cometin.
Por esas casualidades de la
vida ese mismo día me llegó, por las redes sociales, un artículo donde hacían
un comentario del capítulo VIII (In the room), de la 5ta. Temporada de la serie
de televisión “This is us”; se referían a parte de la vida y obra del ingeniero
indio Nassir Ahmed, quien en la década de los años 70, descubrió un
algoritmo que permitiría comprimir archivos de videos e imágenes y se
podrían transferir a otro destino en forma digital; esta
tecnología se llamaría: “Transducción de coseno discreta” (DCT). Mi curiosidad me
obligó a seguir investigando sobre el particular.
La Enciclopedia libre
Wikipedia define esto como: “La transformada de coseno discreta expresa una secuencia
finita de varios puntos como resultado de la suma de distintas señales
sinusoidales (con distintas frecuencias y amplitudes). Como la transformada
discreta de Fourier (abreviada, DFT) la DCT trabaja con una serie de
números finitos, pero mientras la DCT solo trabaja con cosenos la DFT lo hace
con exponenciales complejos”. Y cuya definición formal se traduce en esta
fórmula matemática:
De inmediato pensé e imaginé lo que
diría un mal encarado maracucho “…vergación al fin le encontraron utilidad al
coseno”; pero mi mente voló en el tiempo y aterricé en el año 1971, de Cadete
nuevo, en un aula de clases en la Escuela Militar de Venezuela, donde nuestro
profesor era el angostureño Boris Lino Bossio Vivas, sabio,
excelente profesor de matemáticas y buena gente, nos explicaba aquello de las
Funciones Trigonométricas y nos decía que el coseno “ era la razón entre la
longitud del cateto adyacente dividido entre la longitud de la hipotenusa…”.
A Nassir Ahmed, científico nacido en el
año 1940, en Bangalore, India, ingeniero eléctrico e informático; quien hoy a
sus 82 años de edad vive en Argentina con su esposa Socorro Esther del Valle
Pariente “Quelita”, de nacionalidad argentina, desconocido por la mayoría de
los habitantes de este planeta, le debemos que hoy podamos comunicarnos como lo
hacían Los Supersónicos en los años sesenta. La humanidad entera está en deuda
con este señor, sólo nos queda pedirle a Dios nuestro Señor le de mucha salud,
para que los años que le quedan de vida los pase de la mejor manera al lado de
su querida esposa “Quelita”. Y a nuestro profesor Boris Bossio, nuestro
agradecimiento por sus enseñanzas y que el Todopoderoso le dé el descanso
eterno a su alma.
Como decía el periodista Oscar Yánez:
“ASI SON LAS COSAS”
Puerto Ordaz, 22 de febrero del 2021
MILTON R. ABREU A.
Coronel Ejército
Siglo XX
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