lunes, 24 de octubre de 2022

LAS VOCES DE LOS ANIMALES

LAS VOCES DE LOS ANIMALES

Una de esas cosas media “locas” que  hice  en mi vida hace algunos años, (ya en la vida civil), fue meterme a “ganadero”, bueno el Diccionario así lo describe: “Del ganado o de la ganadería, o relacionado con ellos”. Pues resulta que, un gran amigo, que más que eso  lo considero un “hijo de la vida”, Jesús, un muchacho llanero de pura cepa; de Guanarito - Portuguesa, pero que vive en Guasdualito - Apure y tiene una finca en el estado Barinas; me invitó a que incursionara en ese mundo: entonces me aventuré y yo compraba los becerros y Jesús, en su finca,  los alimentaba, cuidaba y atendía todas sus necesidades.  Cuando superaban los 400 kilogramos de peso, era la hora de venderlos  y las ganancias eran repartidas "a medias",  más para mí, el retorno de la inversión. De verdad era un “negocio redondo”, Cuando se iba a vender el ganado, Jesús me invitaba para que fuera y estuviese presente en la negociación. Hasta aquí todo  normal y pintaba muy fácil el  panorama.

Les contaré una de esos inolvidables viajes-aventuras: yo vivo en Caracas y desde allí  el viaje por tierra hasta Guasdualito sobrepasaba las doce horas. Al día siguiente de la llegada a esta ciudad fronteriza,  había que tomar lo que ellos llaman  “buseta” para viajar durante 35  minutos, hasta el Rio Apure, en las cercanías de Palmarito (Apure), tierra de “El Clarín de la Llanura”: José de los Santos Contreras, también conocido como “El Carrao de Palmarito”. Allí  abordamos un “bongo”, para navegar por el Río Apure en el sentido Oeste-Este, hasta la desembocadura del Caño Anaru y de allí remontamos esa corriente de agua hasta un improvisado puerto ubicado  ya en el estado Barinas (esta travesía acuática dura unos 40 minutos). Durante este “placentero” recorrido por el cauce del Apure (como dicen allá con el río de banda a banda),  nos acompañó, quizás dándonos la bienvenida, un animalito que nos amenizaba el viaje con su chasquido y sus silbatos. En el puerto nos esperaban tres hermosos caballos, para iniciar una marcha ecuestre de unos 20 minutos hasta la Finca, ubicada en esa hermosa llanura  del territorio barines.

Los trabajadores ya tenían la carne en sus respectivas  varas;  la leña ardiendo y  todo listo para comenzar lo que sería un gran recibimiento. No obstante que  estos llaneros no consumían licor por motivos  religiosos; no faltaron para mí las “cerbatanas” que  estaban heladas y el calor propio de la zona,  invitaba a disfrutar de  esa espirituosa bebida. Ya en la tarde luego del banquete, descansando   en un chinchorro,  en un ranchón frente a la casa, se comenzó a oír un fuerte ruido que venía de un lado de la casa, al preguntarle que era eso,   Jesús me dijo: son unos animales que chillan y vocalizan fuertemente en los maizales y cuando son amenazados las hembras lloriquean.

El ganado ya estaba siendo recogido por los llaneros que montaban unos briosos corceles, que no dejaban de relinchar y hasta una hibrido que hacía parte de esta faena rebuznaba fuertemente;  los acompañaba un verdadero pastor  que no paraba de ladrar para que el ganado no desviará su rumbo. La manada estaba llegando al potrero, era impresionante la armonía de los variados sonidos que emitían estos animales: así, el jefe de la manada se hacía oír con  su orgulloso bramido, las hembras no paraban de mugir y las crías  berreando, esperando a sus madres para su alimentación como “niños chiquitos”.

Jesús me contó también  que los llaneros le habían advertido de que un animal había estado acosando al ganado en las noches; unos  habían oído rugidos, otros  decían que no eran rugidos sino un animal que himplaba. Aprovechando esta conversación me dijo Jesús, ahora prepárese que esta noche salimos de cacería. No me gustó mucho la invitación, porque no me gusta ese "deporte" pero me dije: que siga la aventura…. Eso sí, enseguida me alertó: póngase las botas por fuera, y afine el oído; si oye que están siseando, prenda la linterna y vea muy bien donde pisa. Salimos como a las nueve de la noche y al llegar a una “Mata de Monte” (Término llanero para referirse a bosques rodeados de sabanas), salió de una palma una bandada que parecían  aves que chirriaban fuertemente; seguimos, caminamos bastante, no encontramos nada; a lo lejos oímos el gañé de un animal y vimos unos tres ciervos que jugueteaban y rebramaban en la sabana, así como también uno que otro animalito saltarín que chillaba quizás llamando a su pareja. Regresamos a la casa a eso de la una y treinta de la mañana. Fue un día largo que merecía un revitalizador descanso.

Lo que quedaba de noche se hizo más que breve. A las cinco de la mañana el rey del gallinero me estremeció con su canto; a él le siguieron los   caracaqueos, y el piar de los pollitos; por supuesto que los otros animales del patio no se quedaron atrás: en una lagunita detrás de la casa, ya metidos se oía el parpa y el voznar de unos palmípedos. En el techo de un rancho aledaño a la casa, tenían un nido un cazar de enamoradas  palomas que zurriaban entre ellas y hasta un flacucho minino dejo escuchar su continuo maullido, sonido que fue interrumpido por la clamorea fuerte y tajante de una Guacamaya. Total tuve que interrumpir ese agradable despertar entre tantas voces de la fauna llanera para   levantarme y alistarme para ese día, en el que sacaríamos el ganado para su venta en  Guasdualito.

Otra odisea se iniciaba, primero, en   dos bongos unidos por los costados con tablones y cercados con palos de bambú,  se metían unos  20 animales por viaje, para sacarlos a través de Caño Anaru y después el Rio Arauca, hasta las inmediaciones de Palmarito, donde estaban los camiones que llevaría las reses hasta “la pesa” (así le dicen donde se pesa el ganado). Luego ya  se imaginarán el papeleo con la Guardia Nacional, y por aquello “…del matraqueo”. Después esperar al comprador. Esto último es también un episodio de contar: a unas tres o cuatro horas de estar en “la pesa”, llegaba una camioneta 4 x 4, y unos cinco tipos “mal encarados”, que  revisaban todo el local y los alrededores, uno de ellos hace una llamada vía celular y pasado unos minutos llegaban unas cinco camionetas rusticas 4 x 4 de lujo con no menos de veinte hombres armados con fusiles y uno de ellos miraba y revisaba el ganado. Si le gustaba, se pesaba el ganado, y el “tipo” preguntaba los datos dónde  depositaria el dinero producto de esa negociación y se marchaba; seguidamente llegaban sus camiones y se llevaban el ganado. Vale la pena decir que esa gente (toda), era colombiana.

Yo disfrutaba mucho estos viajes a pesar de todo, pero como dice la canción “…por eso y muchas cosas más…”, deje mi “Negocio redondo”.

Con este relato, cierto de mi vida, quise hacerles llegar algunas de las VOCES DE LOS ANIMALES e incentivarlos a descubrir a que animales corresponden algunos de estos  “sustantivos” que les refiero en este escrito y que conozca (si es que lo desconoce), la voz de sus mascotas o animales de compañía.

Puerto Ordaz, 20 de octubre del 2022

MILTON R. ABREU A.    

Coronel Ejército Siglo XX

1 comentario:

  1. JUANITO GONZALEZ
    Muy buen relato querido amigo y muy ilustrativo de las voces de los animales

    OMAR CAÑIZALEZ
    Comandante, enriquecedora narrativa además de trasladarnos en la mente hasta esos parajes de nuestro país. Muchas gracias por compartirlo-

    LOBO PARRA
    Qué bueno y a la vez divertido tu escrito.
    Tienes excelente prosa hermano.
    Felicitaciones.

    FILIPPO RIZZO
    Rómulo gallegos me contó algo muy parecido y lo llamé DONA BARBARA.
    Te creo, la nación nuestra es inmensas llanuras con amplitud de corazones.
    Me reivindico contigo, excelente amigo.

    PEDRO SALAZAR M.
    Excelente relato Milton, buena pluma, se te olvidó o no quisiste aclarar que quienes compran ganado en frontera son los guerrillos y los paracos, que ellos le pasan su vainita a la GN, que las ganadolas de ganado van precintadas con sello de plomo de PDVSA y que las guías ya vienen firmadas y selladas para que nadie revise o husmee algo de la carga....

    OMAR ARAUJO
    Interesante y entretenida lectura. Gracias. Saludos.

    AUGUSTO GONZALEZ
    Buena historia y buena aventura. Pero arriesgado también. Feliz tarde.

    ANGEL SEVILLA ROJAS
    Caracha! Camarita. Qué bueno que Ud. guarde esos recuerdos llaneros. Creo que ahorita no la Guardia custodia esos lares. Hoy mandan los guerrilleros. Vacunan, visitan, advierten y dicen que sí y que no se vende. Muy grato las charlas cronológicas narradas. Muchas gracias, Señor.

    DAVID SALAMA
    Caramba cuñado, la verdad es que en lugar de la carrera militar debiste dedicarte a escribir, tienes madera para ese difícil arte, porque es en verdad un arte. Excelente narración, bonita e interesante. (Reléela con cuidado porque creo que falta un "que" y Yo quitaría el ; después de Guasdualito Portuguesa, le habían advertido de (que) un animal había estado. Revísalo bien porque muchas veces a uno se le van detallitos sin darse cuenta. Un abrazo Milton.

    IRENE AGUILERA
    Excelente y muy sentido relato

    JUAN JOSE NAPOLITANO BOLIVAR
    Mi estimado amigo y compañero de Armas. Que excelente relato, me sentí leer capítulos de varias novelas de nuestro escritor Rómulo Gallegos. Aparte me transporté a mi época de niño cuando acompañaba a mi papá a la compra de ganado en las vacaciones. Un abrazo mi Coronel.

    MARIA RERESA DA COSTA
    Que belleza de relato Coronel, hermoso no pude sino transportarme a esa maravillosa experiencia, que en algún momento también he podido apreciar.
    En WhatsApp: Hola Coronel, un gran abrazo. Muy hermoso relato, observo que su pluma con el pasar del tiempo y la dedicación en la escritura ha mejorado mucho, mucha armonía en los textos… mi reconocimiento-

    FRANCISCO ANTONIO BARRIOS A
    Excelente!!!



    FRANCISCO RODRIGUEZ
    Excelente como siempre mi Coronel, sus relatos siempre lo meten a uno en la situación, como si lo estuviese acompañando, buena pluma que es lo importante, que Dios le siga dando salud, para seguir disfrutando de sus escritos y contenido. Un fuerte abrazo-

    ALBERTO CARRASQUERO
    Cuando empiezas la novela?

    NELIDA ROSALES
    Hola amigo Milton, con ese relato tan bien descrito viví esa experiencia en tan solo minutos, momentos y épocas inolvidables en tu vida y cuantos relatos más te faltan?? Saludos

    RICARDO JIMENEZ
    Milton, que sabrosas tus lecturas!!! Esa es pero encía y esa vida llanera, ganadera y de monte me encanta!!! Lástima que años míos nada que ver!!! Recibe un fuerte abrazo

    IRVID SALAMA de ABREU
    Siiiii !!!!! Muy bueno y agradable relato de esa experiencia de unos pocos días que te adentraron en el mundo de nuestros ganaderos, en una travesía llena de encantos y peligros; pudiendo experimentar en micro lo que significa un día en la cotidianidad de ellos con todo y celebración, al compartir una exquisita carne en vara con todos sus trabajadores; el contacto directo con esa naturaleza poco intervenida por el hombre, que te permitió disfrutar de cerca de todas esas voces de los animales y la nada fácil tarea de trasladar y vender el ganado !!!! Te FELICITO porque me consta que lo disfrutaste plenamente, gracias a tu socio y Anfitrión de Lujo: Jesús.
    Lástima que no duró más tu etapa de ganadero

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