jueves, 29 de abril de 2021

LA MUERTE DE UN AMIGO…

 

LA MUERTE DE UN AMIGO…

Ayer martes 27 de abril del 2021, recibí la muy triste noticia de la muerte de Nemesio Montiel, producto de haber padecido la “peste china”, cuestión que me llenó de pesar, de pero sobretodo de mucha aflicción.

 En la la Enciclopedia Libre Wikipedia, dice entre otras cosas:

Nemesio Montiel (nacido el 25 de noviembre de 1943), también conocido como Nemesio Montiel Ja'yaliyuu) fue un académico, sociólogo, antropólogo y activista venezolano de origen wayúu.

“…Montiel nació en Laguna del Pájaro (Alitasía), estado Zulia, el 25 de noviembre de 1943, dentro del clan Ja'yaliyuu1​ y descendiente del líder indígena Torito Fernández  Obtuvo el grado de Antropología Social y Aplicada e Indigenismo en la Universidad Central de Venezuela en 1972, presentando como trabajo de grado "La Guajira: Perspectivas Antropológicas, según un Guajiro", con la que obtuvo la calificación summa cum laude,  convirtiéndose así en el primer antropólogo venezolano de origen indígena…”

 

Nemesio, “Hijo ilustre de la Guajira”, digno representante de la etnia Wayuu, fue más que un  amigo, mi “hermano de la vida”, cariñosamente le decíamos “el Tuco”. De él guardo muy gratos recuerdos que serán imperecederos en mi vida.

 

Llegué a Paraguaipoa estado Zulia a finales del año 1967, recién terminado el Curso de Comando y Estado Mayor, con el grado de Teniente Coronel y con la honrosa  misión de fundar y ser el 1er. Comandante del Grupo de Caballería Motorizado Gral. Div. “Francisco Esteban Gómez”, en esa bella localidad corazón de la Guajira venezolana. Aún cuando conocía geográficamente la zona; desconocía totalmente a sus principales habitantes constituidos por la Etnia Wayuu, así como su modus vivendi. sus costumbres, su organización, etc. en fin era un “arijuna” más que por esas cosas del destino que entendemos tiempo después. Entonces fue así  como lo conocí, porque él fue una de las primeras personas que se me acercó  y me brindó  su apoyo incondicional convirtiéndose en uno de mis principales  “maestros de lujo” en esta tarea de adentrarme  en ese apasionante  “nuevo mundo”.

 

Fueron muchas las vivencias, los gratos momentos pasados con el “Tuco”, con quien más de una vez me senté debajo de esos frondosos árboles  a la orilla de la laguna “el Pájaro” en Alitasía, su casa materna, a oír, acompañado del  melodioso sonido de una Zampoña tocada por uno de sus paisanos y a su familia  contar fabulosos relatos de cómo se formó Paraguaipoa; de quienes fueron sus primeros maestros; de la visita de Rómulo Gallegos a esa población; de la vez que aterrizó un avión  en Los Filúos e innumerables cuentos que todavía recuerdo como en aquellos días. Así mismo: las  constantes visitas sabatinas con sus estudiantes de la Universidad del Zulia, a la Unidad que yo comandaba y en donde yo personalmente, les impartía una “Conferencia sobre la Guajira, sus costumbres y la misión de Seguridad que cumplía esta Unidad Táctica” en esta apartada, pero sensitiva, región de nuestra querida Venezuela.

 

Imagínense como no recordar las visitas que hiciéramos a los ancianos de la comunidad wayuu, para saludarles, expresarles nuestro respeto y oírles sus vivencias; sus valiosos y oportunos consejos en aquellos momentos donde había que tomar decisiones por acciones efectuadas con la comunidad; aquellas visitas a las comunidades de la alta, media y baja Guajira (Cojoro, Laguna de Cocinetas, Guarero, Paraguachón, el Tigre, Misión de Guana, entre muchas otras); a la ciudad de Maicao (Colombia);  o la que hiciéramos en compañía de otro excelente amigo músico y poeta de la gaita: el Señor Lenin Pulgar, a las fiestas de La Junta, en las estribaciones de la Sierra Nevada de Santa Marta (Colombia), tierra natal del “Cacique de la Junta” Diomedes Díaz; acompañamiento a los deudos en  los primeros y segundos velorios de paisanos; sus escritos en la  columna  “Kasachiki”, que publicaba en el diario marabino  Panorama, etc. Fue mucho el “coquinche” que degustamos, así como el “friche” y la tortuga  que deleitamos en estas travesías. En fin, aprendí mucho de mi amigo “el Tuco”  sobre la cultura Wayuu. Me involucré tan a fondo con la comunidad y con la etnía Wayuu, que me consideraron merecedor del título de  “Hijo adoptivo de la Guajira”, que me otrogó la comunidad Wuyuu  mediante un acto solemne presidido por las autoridades de la  Alcaldía del Municipio Páez del estado Zulia, donde me entregaron un hermoso pergamino de cuero de chivo, con dicha declaración y que conservo con verdadero orgullo   y gran afecto a todos sus habitantes, ahora mis hermanos de la vida.

 

Tu partida deja un hondo vacío en la colectividad de la Guajira y en general en el pueblo zuliano, la cultura y el mundo académico del país está de luto. Al clan Ja'yaliyuu, mis respetos y palabras de pesar por la perdida de este prohombre.

 

Nemesio, vuela alto seguro te encontraras con Maleiwa, quien te llevará el encuentro con tus antepasados en el Jepirá, para volver a ser gente de sol, la arena y el viento,

Puerto Ordaz, 28 de abril del 2921

 

 

MILTON R. ABREU A.   

Coronel Ejército Siglo XX

 

 

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