domingo, 26 de agosto de 2018

A DONDE FUE A PARAR NUESTRA PROFESION MILITAR


A DONDE FUE A PARAR NUESTRA PROFESION MILITAR

Días atrás me encontraba con mi esposa haciendo unas diligencias en el litoral central y al mediodía decidimos dirigirnos al Círculo Militar de Mamo para almorzar. Tenía mucho tiempo que no visitaba esta “instalación militar” y de la cual los militares somos “socios obligados”. Esta corta  visita  me produjo  una gran tristeza al ver el deterioro de esas instalaciones; por ejemplo: la piscina de niños no funciona (vacía y completamente deteriorada); de la capilla, solo quedan escombros; los restaurantes que se encuentran a nivel de la playa son una verdadera pocilga  y la comida es incomprable por lo elevado del precio, etc.

Otra cosa que me llamó la atención fue que mi esposa preguntó en la Oficina del Gerente sobre  cuantos invitados podía traer el socio militar y la repuesta fue eso no lo manejamos nosotros, de eso se encargan los soldados de la alcabala. Le preguntamos al soldado de guardia de alcabala y su respuesta fue: un solo invitado con el socio militar; de resto pueden entrar todos los vengan pagando la entrada con tres tarifas diferentes: para niños, adultos y tercera edad.

No sé quién es el Director de esta Sucursal; pero ésta, se encuentra muy lejos de lo que el Instituto Autónomo Círculo Militar de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana dice tener como “Visión” y que se la transcribo a continuación:

“Ser reconocido a nivel nacional e internacional como una organización que funciona dentro del marco de la excelencia, en los servicios de recreación, esparcimiento y otras actividades. Dotado de recursos humanos de alta calidad, instalaciones óptimas y de una seguridad financiera que permita el autofinanciamiento; dentro de un ambiente armónico”,

Total salimos casi despavoridos de este recinto “social”. El calor estaba al máximo y tenía sed, me estacioné, para comprar un refresco, al frente de un local de  ventas de comidas “guarapera” (así le decimos en mi pueblo a aquellos locales donde venden guarapo y comida en forma casi ambulante). Me llamó la atención ver a un individuo uniformado con el uniforme al cual “ellos” le dicen “patriota”, sentado, comiendo  en una de las dos mesas que había  en ese tarantín; la curiosidad no me  dejó quieto y me le puse de frente: era un flamante Capitán de Navío que todo sudoroso devoraba un soberbio “nervioso” (hervido de mondongo).

A mi mente de inmediato vinieron muchos recuerdos de la vida de Cadete de la Escuela Militar de Venezuela y de la posterior vida profesional:
-    Los Cadetes no pueden vestir de civil durante los permisos;…no pueden frecuentar sitios de dudosa reputación;…no pueden montarse en autobuses del transporte local;…el uniforme se respeta; etc etc etc.”
-    Recordé  aquella Biblia sagrada para nosotros, el Reglamento de Castigos Disciplinarios N°. 6 (no sé si aún está vigente), allí en sus 200 Artículos estaba normada la vida disciplinaria del militar venezolano:

“…Hay que evitar relaciones con personas que moralmente no estén a la altura de la propia función. Los oficiales vistiendo uniforme, sólo deben frecuentar establecimientos o recintos de indiscutibles honorabilidad…”.

 “Nada contribuye más al fortalecimiento de la disciplina, que los frecuentes ejemplos de los superiores en el cumplimiento fiel, puntual y consiente del deber; que su preparación profesional, compostura y decoro en el servicio y fuera de él; que la severidad, tanto físico como moral para consigo mismo y que la práctica constante de las virtudes militares”

También era considerado que un militar cometía una “Falta mediana” al: “Frecuentar lugares incompatibles con el decoro de la sociedad o con el alto concepto que deben merecerle sus superiores”

-    Recordé lo estricto que eran los “marinos venezolanos” en todo aquello de su actuación individual o colectiva diariamente o en la vida a bordo, la forma correcta en sus ceremonias cotidianas, etc.
Mis preguntas:
-    Será que el Círculo Militar de Mamo como  organismo militar-social, puede cumplir de manera exitosa con la “Visión” propuesta? Para cuando lo hará?
-    Será que por desidia e incompetencia se perderán esas instalaciones?
-    Será que no existe en la Fuerza Armada, un Gerente eficiente y capaz, que conozca como dirigir este complejo social?
-    Desde cuando no se revisan los precios de los diferentes platos que venden los restaurantes de este centro social? Quien controla eso?
-    Esta dependencia militar es para el disfrute de sus socios o sólo para lucarse. Quién se beneficia?
De verdad que es mil veces mejor ir a cualquier balneario en el litoral, que lamentablemente a nuestro club de Mamo, el cual  agoniza por la indiferencia,  apatía e incompetencia de las autoridades que les copete ejercer una excelente administración de este bien de la nación.
De lo otro solamente me preguntaré: A donde se fue nuestra profesión militar????
Caracas, 26 de Agosto del 2018


MILTON R. ABREU A.  
Coronel Ejército Siglo XX


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